Las comidas copiosas, los dulces y el alcohol aumentan el riesgo de molestias digestivas en personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, durante las fiestas navideñas. Los especialistas advierten que pequeños cambios en hábitos y menús pueden marcar la diferencia entre disfrutar y sufrir brotes.
Los expertos recomiendan planificar las comidas, priorizando platos sencillos al horno, a la plancha, hervidos o al vapor, y limitar fritos, rebozados y guisos grasos. Comer despacio y en porciones pequeñas ayuda a evitar distensión abdominal y digestiones pesadas.
Las proteínas deben ser magras, como pollo, pavo, conejo o pescado blanco, mientras que carnes rojas y embutidos conviene reducirlos. El exceso de azúcar y alcohol puede alterar la flora intestinal y favorecer los síntomas; se aconseja sustituirlos por frutas asadas, frutas secas o infusiones.
Mantener la hidratación y respetar las rutinas de sueño y medicación resulta esencial, así como escuchar al cuerpo. Ante cualquier molestia, retomar una dieta blanda y consultar al equipo médico.







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