Canarias quiere morir de éxito
De seguir como vamos, dado que este modelo económico que padecemos quiere extraer urgentemente todos los recursos, Canarias va a morir de éxito. Un éxito que puede acabar siendo un grave error. La acuicultura envenena nuestras playas y arruina a los hosteleros del litoral, les vendemos casas a extranjeros adinerados, las viviendas vacacionales introducen una presión demográfica añadida con la consecuencia de que la propiedad de una casa y los alquileres son inaccesibles para las nuevas generaciones, y además los millones de turistas que se avecinan seguirán exprimiendo el territorio de una manera salvaje. Potenciar el rendimiento por encima de todo significa arruinar este espacio, olvidándonos de la fragilidad de nuestro suelo.
Antonio Morales es un hombre que ha salido del pueblo llano, a mi modo de ver un político honesto. En su etapa de Agüimes fue participativo y en su mandato al frente del Cabildo de Gran Canaria ha seguido siendo un hombre decente. El presidente se opone a que se introduzca aquí un plan experimental de pesca con cerco industrial y la instalación de jaulas de engorde de rabil y atún rojo en aguas del archipiélago. Como se ha informado en estos días, con contundencia y claridad reaccionó contra la propuesta de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) de autorizar un plan experimental de pesca con cerco industrial y la instalación de jaulas de engorde de rabil y atún rojo en aguas del Archipiélago. Hay empresas dispuestas a sacar el máximo rendimiento a nuestro litoral, recordemos que hace poco se habló también de la conveniencia de introducir granjas de pulpos, con gran indignación de los ecologistas. Las jaulas para criar peces envenenan las playas, como se ha comprobado en Telde. Esas jaulas existen incluso en La Palma y en otras islas, generando contaminación marina.
Desde la revista Fodor's argumentan que los empresarios que dependen del turismo tendrían que reflexionar sobre el impacto masivo que ha generado en Canarias. En el caso del archipiélago, el medio destaca que "tras la imagen idílica de sus paisajes se esconde una presión cada vez mayor". Cada año superamos las cifras de visitantes, y seguimos potenciando un turismo masivo de baja calidad, bien distinto del que visita el cercano archipiélago de Madeira, distinto también del que va al territorio exótico por excelencia, Hawaii, donde por cierto hay muchas restricciones para que los extranjeros compren casas. Las comparaciones son odiosas, pues mientras Hawaii tiene 28.311 kilómetros de superficie, una población de 1.455.270 habitantes y recibe entre 9 y 10 millones de turistas al año, Canarias alcanza una superficie que es la cuarta parte, habita casi el doble de población y recibe casi 18 millones de turistas al año, es decir el doble que Hawaii. En definitiva: en Hawaii cuidan el paraíso subtropical, mientras que aquí el paraíso sale a subasta cada día con ese turismo masivo que nos expulsa. No pocos son los que estiman que con este acelerado proceso estamos perdiendo nuestra idiosincrasia y nuestra cultura. En definitiva, nuestro derecho a existir. El turismo se ha convertido en consumidor de territorio y de recursos, y deja insuficientes beneficios porque, a pesar de tanto esplendor, estamos a la cola de las regiones españoles en cuanto a renta per cápita, tan solo por delante de Extremadura y zonas de Andalucía.
Por otra parte, se están celebrando conversaciones entre España y Marruecos en las que Canarias está excluida. Hay importantes asuntos que necesitan clarificación, por ejemplo: el espacio marítimo y el espacio aéreo. El gobierno canario no está convocado a participar en esas negociaciones, y el propio Antonio Morales advierte sobre las cesiones que puedan producir esos acuerdos sobre nuestras aguas, la seguridad aérea, la plataforma continental, y lo que eso supone para los minerales y las tierras raras que tenemos en las proximidades de las Islas, y tampoco vamos a permitir que se utilicen esas aguas, alejándolas de Canarias, para que sean marroquíes, con lo que el daño para nuestra tierra”, señaló.
En definitiva, cuestiones para reflexionar. Porque el entreguismo del Sáhara a Marruecos puede traer complicaciones añadidas.
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