Hay quien todavía no ha superado una crítica de hace más de una década, pero tampoco ha superado que su carrera empezó por obra y gracia de una suegra con despacho. Ese enchufe fue su mayor logro profesional para un anlfabeto funcional que nunca vio un libro: lo demás ha sido un largometraje de rencor, ausencias laborales y dramatismo sin factura. Qué curioso resulta ver cómo algunos siguen temblando tantos años después, como si una simple crítica les hubiera marcado la vida entera.
Que desgracia en lo personal cuando le apareció competencia y la pareja se marchó con alguien de mundo, algo normal conociendo al personaje de dibujos animados metido en su mundo de superherores, tampoco hubo reflexión: mejor culpar a terceros que aceptar que los cuernos no se heredan, se ganan. Una pena porque el orgullo no es buen aliado. Y otra pena, como es analfabeto nunca comprenderá estas líneas (recomendamos ChatGpt para que se entere ya que la exsuegra enchufante ya no está para consolarlo).
Desde entonces vive repartiendo profecías de ruina ajena mientras sus propias letras le pisan los talones y sus compras impulsivas hacen más ruido que su trabajo, que sigue siendo tan visible como un eclipse de noche, escondido en los furgones nocturnos con cabezadita incluida. Lo verdaderamente cómico es esa obsesión por anunciar que “otros pagarán”, cuando el único que va pagando y mal es él: alquiler, rencor y la eterna factura emocional de no asumir que el enchufe ya no ilumina. Cree que asusta haciéndose el musculitos metrosexual ridículo sin competencia, pero solo entretiene: folclore humano con su posición mantenida a costa del contribuyente.
Y a estas alturas la pregunta se hace sola: ¿de verdad sigue creyendo que el problema fue una crítica periodística… o es que, entre el enchufe, los cuernos y las letras, la vida le ha pasado por encima con recibo incluido? Hay destinos tan torcidos que ni el tiempo quiere enderezarlos: el de este personaje está condenado a dar vueltas en su propia ruina, pagando eternamente facturas que él mismo se escribió. En definitiva, magos ignorantes de pueblo que reflejan la incultura arraigada y la mezquindad que aún lastra nuestra comunidad.


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