Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Canarias no aguanta más: necesitamos cambiar de rumbo

OPINIÓN Viernes, 05 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura:

En Canarias llevamos años hablando de lo mismo, pero sin atrevernos a dar el paso que la realidad nos exige: cambiar el modelo económico, y eso significa poner límites claros al turismo.

Puede sonar duro. El turismo ha sido y sigue siendo la columna vertebral de nuestra economía. Pero si miramos con honestidad lo que está ocurriendo, veremos que no podemos seguir creciendo sin control. Ese camino ya no es sostenible, ni para el territorio ni para quienes vivimos aquí.

Hoy el debate no es si el turismo es bueno o malo. El turismo ha traído progreso, empleo e ingresos. Pero también ha provocado una presión insoportable sobre nuestras carreteras, hospitales, viviendas, recursos naturales y servicios públicos. Lo que está en juego no es una disputa ideológica, sino la calidad de vida de la gente, la conservación de nuestro medio ambiente y el futuro de las próximas generaciones.

En los últimos 25 años, Canarias ha sumado medio millón de habitantes. ¿De dónde viene ese crecimiento poblacional? En buena parte del desarrollismo basado en turismo y construcción.

Más turistas implican más mano de obra externa, más demanda de vivienda, más consumo de agua y energía, más coches, más residuos. El círculo es evidente: si no se controla el crecimiento turístico, tampoco se puede controlar el crecimiento poblacional.

Las consecuencias ya las vemos a diario. Jóvenes que no pueden acceder a una vivienda digna, colapso en los servicios de urgencias, saturación en carreteras y aeropuertos, espacios naturales degradados y barrios donde la vivienda vacacional ha expulsado a los vecinos. Todo ello mientras se sigue defendiendo un modelo de crecimiento “cuanto más, mejor”, y es aquí donde entra el debate fiscal.

Mientras millones de turistas disfrutan de playas limpias, carreteras asfaltadas, seguridad o atención médica de urgencia, la factura de todo esto la pagamos en gran medida los canarios.

Las políticas liberales de bajar impuestos y rechazar una tasa turística sólo nos condenan a tener menos recursos para educación, vivienda, movilidad o sanidad.

En cambio, otras comunidades como Baleares o Catalunya, y muchos destinos internacionales líderes, ya aplican con éxito una tasa turística. ¿Por qué Canarias no?

Desde Nueva Canarias defendemos una fiscalidad justa. Eso significa introducir una tasa turística moderada y bien diseñada, cuyos ingresos se destinen directamente a lo que más falta nos hace: proteger el medio ambiente, reforzar los servicios públicos en los municipios turísticos, rehabilitar espacios degradados y garantizar que quienes nos visitan contribuyen, al menos en parte, al coste real de su estancia. No se trata de cargar sobre el turista, sino de equilibrar lo que hoy es claramente injusto.

Pero la tasa, siendo importante, no es suficiente.

Lo fundamental es limitar y modular el crecimiento turístico según la capacidad de carga de isla, de sus infraestructuras y servicios públicos. No es lo mismo Fuerteventura o Lanzarote, ya muy saturadas, que La Palma, La Gomera o El Hierro, donde el turismo aún puede crecer de forma moderada, de calidad y respetuosa con el medio.

Esto no es nuevo. En los años 2000 Canarias aplicó una moratoria turística que frenó las camas hoteleras y desclasificó suelo. Esa decisión permitió respirar y replantear el futuro. Lamentablemente, los gobiernos posteriores dejaron caer esas directrices y volvimos a la senda del crecimiento sin control. Hoy, dos décadas después, estamos en el mismo punto, con la diferencia de que la situación es aún más grave. El modelo actual ha tocado techo.

La pregunta es sencilla:

¿Queremos seguir atrapados en un modelo caduco, donde los beneficios son privados y los costes públicos?

¿O damos el paso hacia un modelo más justo y sostenible?

No se trata de cerrar la puerta al turismo, sino de cuidar lo que tenemos y garantizar que ese motor económico no se convierta en nuestra mayor amenaza.

El futuro de Canarias pasa por equilibrar el turismo con la diversificación económica, la protección del territorio, el refuerzo de los servicios públicos y una política de vivienda que frene la especulación. Pasa también por apostar de verdad por el transporte público, la formación y el desarrollo de sectores innovadores.

No podemos esperar otros 25 años para darnos cuenta de que hemos crecido demasiado y mal. El momento es ahora.

O actuamos con valentía y visión de futuro, o el modelo turístico acabará devorando la tierra que lo sostiene.

Canarias merece un turismo de calidad, no de cantidad. Merece un modelo económico que piense primero en su gente y en su territorio. Porque lo que está en juego no es solo la economía, es nuestra forma de vida.

Canarias no puede seguir esperando a que este Gobierno actúe. La presión ciudadana es la única garantía de que algo cambie. No basta con quejarnos en casa o en redes sociales: tenemos que exigir en voz alta un modelo diferente, justo y sostenible.

Si callamos, otros decidirán por nosotros.

Si alzamos la voz, aún estamos a tiempo de salvar lo que nos hace únicos.

Ha llegado la hora de decirlo alto y claro: Canarias no se vende. Canarias se defiende.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

Tu comentario
Tu comentario
CAPTCHA

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.157

.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.