San Bartolomé de Tirajana vuelve a ser escenario de una de sus sagas favoritas, Juego de Plenos. Según los pasillos del ayuntamiento, que siempre están mejor informados que Wikipedia, varios concejales de la oposición estarían intentando convencer a un concejal socialista, también en la oposición, para que se una a ellos en una posible moción de censura contra el alcalde Marco Aurelio Pérez.
Este presunto “operativo de persuasión”, descrito por fuentes imaginarias como “una mezcla entre terapia, chantaje emocional y oferta de dos cafés por el precio de uno”, habría colocado al concejal socialista en una situación digna de drama de sobremesa ¿Traicionar a su partido o aguantar la tentación?
Los veteranos de la política local, siempre expertos en “yo ya lo dije”, advierten que los tránsfugas tienen menos prestigio que una croqueta congelada en una boda, recordando que la historia demuestra que el concejal que salta de un partido a otro suele acabar igual que una maleta perdida en el aeropuerto: solo, abandonado y sin nadie reclamándolo.
Porque, claro, primero vienen las promesas maravillosas: “Te daremos más poder”, “tendrás más visibilidad”, “te pondremos una silla mejor en el pleno”. Pero ya todos sabemos cómo acaba este tipo de cuentos, con el político convertido en un bonito recuerdo de PowerPoint que el nuevo partido deja de lado “por circunstancias totalmente ajenas” que misteriosamente coinciden con las elecciones.
Por ahora, todo son rumores, susurros y algún que otro WhatsApp reenviado demasiadas veces. Lo único seguro es que, si alguien está intentando mover ficha, las próximas elecciones podrían cobrarles la factura política con intereses.


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