San Bartolomé de Tirajana: donde los trolls militan y los “perfiles ciudadanos” se reproducen más rápido que los votos

En San Bartolomé de Tirajana, la política digital ha alcanzado niveles de creatividad que ni Silicon Valley se atrevería a patentar. Algunos partidos locales (no diremos nombres, pero ellos ya se dan por aludidos) han decidido convertir las redes sociales en su campo de batalla particular, lanzando legiones de perfiles falsos que aparecen como por arte de magia cada vez que una noticia no les gusta.

El mecanismo es simple y, aparentemente, infalible: aparece una información veraz, contrastada, con fuentes y documentos en regla… y en cuestión de minutos, brotan en los comentarios “vecinos indignados” con nombres tan espontáneos como CanarioLibre2025, VerdadCanariaReal o YoNoSoyDelPartidoPero. Todos opinan igual, usan las mismas frases y hasta los mismos emojis. Qué coincidencia, ¿no?

Fuentes cercanas (a los routers) aseguran que podría tratarse incluso de una sola persona con más perfiles que pestañas abiertas en el navegador. La estrategia, al parecer, consiste en hacer mucho ruido para que parezca que el pueblo entero se ha levantado contra la prensa, cuando en realidad lo que se ha levantado es el dedo índice de alguien con mucho tiempo libre.

Lo irónico del asunto es que parece que ese par de partidos no se han dado cuenta de un pequeño detalle técnico, los perfiles falsos no votan. Ni aunque se llamen VecinoRealDeTodaLaVida, ni aunque escriban en mayúsculas, ni aunque pongan cinco banderas de Canarias en el nombre. Los votos, lamentablemente para ellos, aún hay que ganarlos fuera del teclado.

Mientras tanto, los periodistas locales ya se lo toman con filosofía. “Al menos nos leen”, dicen entre risas, mientras observan cómo cada noticia genera una guerra de comentarios más activa que un pleno municipal.

Así que ya lo saben, en San Bartolomé de Tirajana, si una noticia no gusta, no se debate, se trolea. Pero al final, la democracia tiene una virtud que ninguna cuenta falsa puede replicar, las urnas solo reconocen a personas reales.