Aborto no, infanticidio sí
Es exasperante observar cómo los políticos se enredan en un constante diálogo de besugos y una estúpida discusión bizantina por un debate semántico sobre el genocidio de Gaza. Mientras decenas de civiles son asesinados día a día por el ejército israelí, todavía quedan políticos tontos en España que prestan más atención a las formas que al fondo de la cuestión, que es lo realmente sustancial e importante.
Mientras discuten si son galgos o podencos, al final los perros los alcanzan y les muerden en la pantorrilla. Estos ultranegacionistas del genocidio han sacado a colación paradójicamente esta semana el aborto para atacar a las mujeres que utilizan sus derechos, a la vez que se inventan enfermedades que no existen y que la ciencia ha desmentido tajantemente.
En realidad a los antiabortistas como Almeida y Ortega Smith les importa un carajo la muerte de niños palestinos. Lo que les molesta es que haya mujeres españolas que se apoyen en la ley para interrumpir libremente su embarazo, como si fuera una práctica alegre e indolente.
O sea, que condenan el finiquito de un cigoto microscópico pero en cambio hacen la vista gorda con los 20.000 niños asesinados en Gaza por el ejército israelí en los últimos dos años. Ayuso y Netanyahu creen que llevar alimentos y medicinas a Gaza es una provocación cuando los obscenos provocadores que justifican el infanticidio en Gaza son ellos mismos.
La presidenta de la Comunidad se mofó ayer en la Asamblea de Madrid de los compatriotas que iban en la flotilla interceptada por militares israelíes. ¿Qué clase de ser humano puede reírse de un genocidio televisado? Hay que ser muy mala gente para burlarse de unos compatriotas que se juegan la vida yendo a Gaza en pequeños barcos para llevar ayuda humanitaria a los palestinos. Hace 15 años, soldados israelíes mataron a 10 activistas de la denominada Flota de la Libertad.
Es difícil imaginar tanta abyección. Resulta muy vomitivo escuchar a Ayuso soltando este tipo de vilezas y ruindades, aplaudidas y secundadas por su séquito de corifeos. Se puede y es legítimo discrepar de la misión de paz de la flotilla pero lo que es inadmisible e intolerable es burlase de la protesta por un hecho tan atroz.
La tumba del Partido Popular en 2004 fue la infame postura del Gobierno de Aznar en la guerra de Irak. No fue el fatídico atentado del 11 M, como algunos intentan trampear, sino las gruesas mentiras del gobierno de entonces sobre su autoría para utilizarlo electoralmente.
Aznar se parece cada día más al demonio si es verdad que la cara es el espejo del alma. La incomprensible y ambigua postura de la derecha española en el genocidio de Gaza puede ser su sepultura en las próximas elecciones. Esta gente que tropieza dos veces en la misma piedra no aprende ni a base de tortas. Cuando menos se lo espere, el perro le volverá a morder.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
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