El centro de menores de Lomo Los Azules volvió a registrar un incendio el pasado 26 de septiembre a las 02:30 horas. Según relataron residentes de la zona a Maspalomas Ahora, el suceso, que no es la primera vez que ocurre en este enclave, se habría iniciado en las oficinas del mencionado recinto.
De acuerdo con efectivos del Consorcio de Bomberos de San Bartolomé de Tirajana, las llamas se habrían desatado tras una pelea entre dos jóvenes migrantes. Durante la riña, uno de ellos habría prendido fuego a un sofá ubicado en la parte baja de la casa, lo que permitió que el fuego se propagara con rapidez por el inmueble, reduciendo a cenizas todo lo que encontraba a su paso y alcanzando incluso la oficina, donde se guarda la documentación.
Además, el siniestro habría afectado a un migrante de origen senegalés, que permanece ingresado en la UCI.
Por otro lado, los habitantes aseguran que en ningún momento los educadores contactaron con los servicios de emergencia, sino que intentaron sofocar las llamas con agua de la piscina y varios extintores, sin éxito.
Asimismo, tras la intervención de los equipos de seguridad y rescate, la vivienda quedó precintada para proteger de los posibles riesgos derivados del fuego. No obstante, según indican los vecinos, los jóvenes migrantes continúan allí, en las zonas no afectadas por el siniestro.
Este episodio, apuntan los residentes, se suma a la falta de transparencia que rodea al centro y que mantiene a la comunidad en permanente inquietud.
Por ejemplo, explican que cada noche, entre las 23:00 y las 00:00 horas, grupos de menores recorren la carretera a oscuras en dirección a Maspalomas, obligando en ocasiones a conductores a frenar de manera repentina, con el consiguiente riesgo de accidente grave; o que los gritos a altas horas perturban la tranquilidad del vecindario.
Las dudas, insisten, continúan sin resolverse en un lugar donde conviven menores en situación irregular con educadores “a todas luces incompetentes”, a quienes acusan incluso de consumir “sustancias estupefacientes” con los propios jóvenes a plena luz del día.
“¿Dónde están los educadores cuando surgen estos problemas? ¿Quién o quiénes no quieren que trascienda lo que sucede en este lugar? ¿Hasta cuándo tendremos que vivir con miedo a lo que pueda ocurrir en este centro?”, cuestionan los afectados, quienes reclaman que el sentido común impere y que las autoridades competentes intervengan ante el desorden y el peligro que representa este inmueble.
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