Los sondeos reflejan un panorama electoral abierto
Señalaba en un anterior artículo que, en mi opinión, las perspectivas electorales en el Estado español se encuentran todavía muy abiertas. Que en caso de celebración de unas elecciones generales anticipadas o que la legislatura finalmente se prolongue hasta el año 2027, permanece un enorme equilibrio entre las derechas (los estatalistas PP y VOX, así como sus aliados regionalistas, UPN y CC) y las izquierdas estatalistas y los partidos nacionalistas. Que no es inevitable la llegada de la ultraderecha al Gobierno estatal. Que, todavía, hay partido y margen para que no se produzca ese retroceso político y social histórico, con graves consecuencias para las libertades y para el estado social. Que va a depender de cómo se hagan las cosas y si hay unidad o no entre las izquierdas en el conjunto del Estado. Distintos sondeos publicados recientemente confirman, con diferentes matices, esta situación.
Así sucede con lo que refleja el sondeo del Instituto 40dB para el País y la Cadena Ser, dado a conocer hace escasos días. Y en el que la principal formación de la extrema derecha aumenta sus expectativas de voto en cuatro puntos porcentuales, superando ya el 17%, a costa de un PP (30,7%) que retrocede 2,4 puntos; lo que, en parte, puede explicar la radicalización brutal de los conservadores españoles y discursos tan lamentables como los de Miguel Tellado en referencia a las fosas. Así como la elevación del tono de sus insultos a Pedro Sánchez, tarea que ya no solo lleva a cabo de forma preferente la trumpista Ayuso. Feijóo también se ha sumado a unas formas y unos contenidos más propios de los ultras que de una derecha democrática.
Mientras, el PSOE se recupera de forma modesta pero significativa, incrementando seis décimas el apoyo ciudadano en las urnas, tras el claro batacazo que reflejaba el anterior sondeo, el del pasado mes de julio, en pleno estallido del caso Cerdán. Situándose ahora en el 27,2%, a menos de tres puntos porcentuales de los de Núñez Feijóo. Se trata, sin duda, de un dato positivo, visto todo lo que les ha ocurrido a los socialistas en el periodo más reciente.
Por otra parte, en el ámbito de las movimientos y formaciones partidarias ubicadas a la izquierda de los socialistas, Sumar (6,6%) y Podemos (3,4%) experimentan bajadas muy leves con relación a la muestra de julio. Mientras que los nacionalistas siguen fuertes en Cataluña (una comunidad en la que el PSC-PSOE de Salvador Illa continúa mostrando su gran solidez) y especialmente en el País Vasco, aunque tampoco son malas las expectativas para el gallego BNG.
Mención aparte merece Junts, derecha catalanista que apoyó la investidura de Sánchez, pero no duda en dejar tirado a este Gobierno en temas como la reducción de la jornada laboral, donde pesó la influencia de la patronal catalana y la presión de las pymes de su comunidad. Coincide en muchos asuntos con las derechas estatalistas y su evolución dependerá de muchos factores, entre ellos cómo se resuelve la aplicación de la amnistía y la evolución de su pugna con la ultraderecha independentista catalana.
Movimiento interno en los bloques
Da la impresión de que poco se está moviendo entre los respectivos bloques -derechas y ultraderechas estatalistas y aliados regionalistas, por un lado, e izquierdas y formaciones nacionalistas, por otro- y que solo se vienen produciendo movimientos internos en los mismos. Favorables, fundamentalmente, a la ultraderecha en el primero de los grupos. Pese a la cada vez mayor radicalización de los conservadores, Vox continúa arrancándole electorado al PP: el 17,7% de los votantes que optaron por Alberto Núñez Feijoo en 2023 votarían ahora por el partido de Abascal, cuando hace apenas dos meses, el PP solo sufría una fuga hacia Vox de 13% de sus votantes. Distintos politólogos señalan que Vox le ha arrancado un millón de votantes al PP en el último año.
Según el sondeo encargado por el Grupo Prisa, la ultraderecha incluso podría superar al PP en Andalucía y en la Comunidad de Valencia, situándose como fuerza más votada en ambas comunidades, aunque en los dos casos la encuesta advierte de que en estos momentos hay un elevado grado de indecisos.
Mientras que, en el otro bloque, el PSOE sigue resistiendo pese a lo que le viene cayendo encima en los últimos meses. Las referencias partidarias electorales a su izquierda se mantienen, aunque pagarían el elevado coste de la ruptura en ese espacio entre Sumar y Podemos. Conjuntamente se mueven en torno al 10% de los sufragios, pero si finalmente concurren por separado se reduce sustancialmente el número de escaños que podía obtener ese ámbito. Y, consecuentemente, sería mucho más difícil repetir un Gobierno de corte progresista. Casi imposible.
Empate técnico PP-PSOE
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), por su parte, es mucho más optimista respecto a la recuperación del PSOE en la etapa más reciente, aunque es cierto que la mayoría de los analistas coinciden en esa subida del PSOE con relación a sondeos anteriores, pero no en los niveles que afirma el CIS. En su barómetro de septiembre, dado a conocer el pasado jueves 11, coloca a los socialistas claramente por encima de un PP que retrocede de forma significativa: se estima en un millón los votos que ha cedido a Vox en el último año. Aunque siempre son polémicos los barómetros del CIS hay que recordar que en julio de 2023 fue de los que más se aproximó a lo que luego ocurrió en las urnas.
La investigación sociológica del CIS apunta, asimismo, a una reducción del apoyo a Vox y una leve subida de Sumar (7,9% de estimación), lo que colocaría al espacio de la izquierda del PSOE por encima del 12%. Crecerían, igualmente, las formaciones nacionalistas vascas, catalanes y gallegas.
Además, en el estudio del CIS el ultraderechista Santiago Abascal (10,8%) aparece un punto por encima del popular Alberto Núñez Feijóo (9,7%) en las preferencias de las personas encuestadas para ejercer la Presidencia del Gobierno del Estado, muy por detrás de Pedro Sánchez (24,8%), que sigue siendo el que suscita más apoyos. Otros presidenciables recogidos en la muestra del CIS son Yolanda Díaz (4,8%), Isabel Díaz Ayuso (3,2%) o Gabriel Rufián (2%).
Nos encontramos, por tanto, en un panorama electoral muy abierto. Con los dos bloques situados en torno al 50% de intención de voto. Con PP y PSOE cerca del empate técnico. Con unas izquierdas trágicamente divididas. Y una extrema derecha consolidada y en crecimiento.
Un escenario en el que continúa siendo factible frenar el acceso de la ultraderecha al Gobierno y sus consecuencias: destrucción del estado social -acabando con las pensiones y disminuyendo radicalmente los recursos destinados a la educación y la sanidad públicas, así como a las políticas de cuidados- y avance de las ideas y prácticas machistas, homófobas, racistas y xenófobas, así como la paralización de la trascendental lucha contra la Crisis Climática; poniendo también en riesgo el autogobierno desde su nada disimulado centralismo.
Considero que son razones más que suficientes para que las izquierdas se movilicen y hagan un ejercicio de responsabilidad y altura de miras. Estableciendo acuerdos unitarios para el acceso a las instituciones con programas sociales consensuados dirigidos a mejorar la calidad de vida de la gente, con especial relevancia en lo referido a la vivienda, la calidad del empleo, las pensiones y el rechazo a cualquier retroceso en los avances conseguidos por las mujeres.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.174