Tijarafe celebró en la madrugada del 7 de septiembre su noche más emblemática, cuando el Diablo volvió a encender la Plaza de Nuestra Señora de Candelaria con un espectáculo de pólvora, fuego y tradición que congregó a miles de personas. Durante 102 años ininterrumpidos, esta cita ha convertido al municipio en epicentro de fervor y fiesta.
El esperado ritual comenzó pasadas las 03:30 horas, con el son del característico tiritititi que marcó la irrupción del protagonista en la plaza, ya animada por gigantes y cabezudos. Con un armazón y pirotecnia que superaron los 100 kilos, el Diablo desplegó su frenética danza durante 25 minutos, deslumbrando al público con estallidos de color y movimiento, sin que se registraran incidentes gracias al dispositivo de seguridad.
Como dicta la tradición, el mal fue vencido por el bien. El Diablo, tras rendir honores a la Virgen de Candelaria antes y después de su danza, se despidió con una explosión final que selló un rito único en Canarias.
Paralelamente, los equipos de limpieza actuaron de inmediato para que la plaza quedara preparada para la Solemne Función Eucarística en honor a la Virgen, acto que cerrará oficialmente las fiestas patronales de este año.
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