Aportar y apartar
Elías Bendodo acusó ayer a la directora general de Protección Civil de ser una pirómana. O sea, la acusó directamente de delincuente. Y todo porque Virginia Barcones osó defender a los funcionarios públicos que han estado estos días apagando incendios forestales mientras los mandatarios del PP se encontraban en la playa o en paradero desconocido, especialmente los de las comunidades más afectadas gobernadas por el Partido Popular.
La piromanía es un delito grave en España tipificado en el Código Penal y que puede acarrear penas de hasta 20 años de prisión, además de multas y otras sanciones. Dependiendo de la gravedad del incendio y el peligro que suponga para la vida humana o el patrimonio.
Bendodo podría haberla acusado de hacer declaraciones incendiarias pero llamarla pirómana es insultar a la inteligencia, a la directora general, a los bomberos y a todos los ciudadanos que llevan más de una semana combatiendo el fuego sin apenas descansar tras suspender sus vacaciones.
Varios presidentes autonómicos del PP también estaban de vacaciones cuando comenzó el incendio pero todos tardaron en llegar al lugar del crimen. En el PP no hay ninguna autocrítica. La culpa es siempre de Pedro Sánchez, igual que antes la culpa era de Zapatero.
La sesera no da para más y el sectarismo para menos. Les cuesta mucho reconocer sus evidentes errores a pesar de que están a la vista de cualquier hijo de vecino. El PP ha aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid para dar una patada al PSOE pero en los traseros de sus propios votantes. El fuego no diferencia ni se separa por ideologías.
El vicesecretario general de Política Autonómica del PP dio una rueda de prensa en Málaga delante del cartel de una corrida de toros. Una imagen muy gráfica. Esas afectadas autonomías gobernadas por la derecha han rebajado sensiblemente el presupuesto para la extinción de incendios al mismo tiempo que han aumentado el dinero dedicado a la tauromaquia. Deben creer que los toros pueden apagar el fuego de un soplido o de una meada.
El muy malagueño Bendodo, de padres marroquíes judíos, no tuvo ningún reparo en buscar el enfrentamiento con el Gobierno central en plena crisis forestal para desviar la atención de la responsabilidad de las autonomías de su partido en la extinción del fuego. Fue tan imprudente que encendió un cigarrillo en mitad del bosque en llamas.
Sin embargo la derecha acusa a Óscar Puente de originar el incendio político a base de tuits pero los que llaman hijo de puta al presidente de España son del PP y Vox y fue la presidenta incendiaria y extremista de la Comunidad de Madrid la que comenzó la cacería nada menos que en la tribuna de invitados del Congreso.
Las competencias en la gestión y extinción de incendios son de las comunidades autónomas, aunque siempre que estas demuestran su incompetencia e incapacidad señalan y acusan al gobierno de España. Estas comunidades del PP han actuado tan mal en la extinción de incendios como en la Dana valenciana del año pasado, pero todas se han puesto de acuerdo a la vez para responsabilizar a Pedro Sánchez, como no podía ser de otra manera. Son repetitivos y cansinos.
Sin embargo, con el último apagón general esas mismas comunidades del PP pidieron el amparo del Estado. Ahora con los incendios ninguna se ha atrevido a subir la alerta al nivel tres para que el Gobierno central se hiciera cargo de ellos. Quieren estar en misa y repicando. Son como el perro del hortelano Tellado, que ni come ni deja comer. Tellado y Bendodo, menudo dúo de guardaespaldas ha elegido Feijóo para defender sus tesis en primera línea.
Da mucha vergüenza ver a las administraciones enfrentadas cuando hay una catástrofe como esta, no tiene un pase que las instituciones que tienen las competencias para actuar se laven las manos y pasen la pelota y la papa caliente.
Los presidentes autonómicos del PP no quisieron que el Estado asumiera la dirección de la operación porque no se fían de Marlaska. Una excusa muy pueril. Esta gente solo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, en este caso solo se acuerda del gobierno central cuando sus bosques se queman.
Les da vergüenza reconocer que son ineptos e incapaces. Los reaccionarios negacionistas no solo culpan al gobierno de España, sino también a los ecologistas, a los que llaman terroristas climáticos, y al resto de españoles que no piensan como ellos. Esta gente ya no sabe cómo llamar la atención. Hasta se han atrevido a criticar la Ley de Montes que fue aprobada por Aznar. Arrojan piedras a su propio tejado en la paradoja del sinsentido y la sinrazón.
Aquellos que no aportan, que se aparten, dijo taxativamente Pilar Barcones. Para gobernar no se puede confiar en un partido que elude sus competencias y responsabilidades. El día que gobierne España aculpará a las autonomías rivales de su propia incompetencia.
El PP vive en el pasado. Hasta la presidenta de Extremadura resucitó a Checoslovaquia 33 años después de desaparecer como país y convertirse en Chequia y Eslovaquia. Si seguimos instalados en el pasado, lo próximo será recuperar Yugoslavia, Persia y el Imperio Otomano. Viva Prusia.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
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