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CRISTOBAL D. PEÑATE

No jueguen con fuego

CRISTOBAL D. PEÑATE Viernes, 15 de Agosto de 2025 Tiempo de lectura:

Ahora que España está ardiendo físicamente (políticamente arde durante todo el año), es pertinente recordar que fue el denostado Zapatero el que creó la UME (Unidad Militar de Emergencias) hace justo 20 años a pesar del ultraje al que lo sometió la oposición. 

 El PP llegó a decir que la creación de la UME era un “capricho personal” de Zapatero, su “sueño faraónico” y la “guardia pretoriana” del presidente. Así, tal cual. No se puede ser más miserable, sobre todo cuando ahora, cuatro lustros después, todos podemos comprobar los beneficios de esa acertada decisión. La derechona española nunca está en el gobierno cuando se toman las grandes decisiones.

  Aznar intentó acabar con ETA, anunció públicamente que había dado órdenes a sus subordinados para negociar con ella, fue el presidente que más presos etarras acercó al País Vasco y llamó a la banda terrorista con el singular nombre de “movimiento vasco de liberación nacional”. Al final ETA se disolvió, pero no por las gestiones de Aznar, sino por las de su sucesor, Zapatero, el presidente más vilipendiado de la democracia por la oposición junto a Sánchez.

  El PP es especialista en utilizar los muertos del terrorismo y las víctimas de la pandemia como arma política arrojadiza. Sin embargo, siempre se muestra olvidadizo sobre la desaparición de ETA y sobre la posición que Aznar sostuvo frente a la banda terrorista.

Fue el presidente más permisivo con el grupo armado, pero sus seguidores que no asuman por tontos, quieren hacernos creer lo contrario. Con lo fácil que es comprobarlo en la hemeroteca con un simple clic.

  Cuando soportamos la pandemia, los presidentes autonómicos del PP responsabilizaron al Gobierno de España de las muertes y todos los males habidos y por haber cuando las competencias en materia sanitaria las tenían las comunidades. La propia Ayuso se lavó las manos sobre los más de 7000 ancianos fallecidos en la residencias madrileñas de la tercera edad. 

 La presidenta de la comunidad llegó a echar la culpa a Pablo Iglesias cuando era vicepresidente del Gobierno, pero poco después, en un descomunal despiste televisivo en la calle, reconoció en vivo y en directo que las competencias eran suyas. Ya se sabe que los niños, los borrachos y las divas idas en un atraco televisivo son los únicos que dicen siempre la verdad.

 El infame Mazón también culpó al Gobierno central de los 230 fallecidos por la dana valenciana y se hizo el loco sobre su propia responsabilidad mintiendo, desviando la atención y señalando a Pedro Sánchez. Pura cobardía de un pusilánime que aún sigue al frente de su comunidad, a pesar de la oposición de todos, incluidos los suyos.

  La extinción de incendios forestales y las danas son competencia de las comunidades autónomas, cuyos presidentes son mayoritariamente del PP, esos mismos que lloriquean al Gobierno central pidiendo más medios y que son herederos de aquellos que vilipendiaban a Zapatero por crear la UME. 

  Esas mismas comunidades del PP son las que han presumido altaneramente de perdonar los impuestos a los más ricos y por lo tanto por ello han recaudado muchos menos millones de euros, unos ingresos que hubiesen servido para contratar más personal y recursos para extinguir los incendios forestales. Esa es la gran contradicción que se les atraganta a Rueda, Mañueco, Bonilla y Ayuso.

  Los presidentes autonómicos del PP pasan en un santiamén del Ventorro otoñal al Ventorrillo veraniego sin solución de continuidad. Ni siquiera Ayuso, que estaba de vacaciones en Miami (sede de aquella famosa serie televisiva ‘Corrupción en Miami’), contempló la posibilidad de regresar inmediatamente a Madrid por el voraz incendio en Tres Cantos.

 Al final no cambió la agenda de su tiempo libre y solo volvió ayer para asistir hoy a la misa de la fiesta de Nuestra Señora de la Paloma. París bien valía una misa y Madrid, por lo visto, también.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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