La vida sigue igual

Puede resultar inconveniente o frívolo hablar de asuntos domésticos mientras en Gaza y Ucrania, que son los conflictos que vemos en directo en televisión, la gente muere cada día a miles. 

Eso solo si hablamos de los conflictos televisados porque desgraciadamente hay otros muchos más por todo el mundo, pero apenas les hacemos caso porque no salen por la tele en vivo y en directo.

Por eso hablar de las disputas políticas entre el PSOE y el PP da mucha grima. Pero lo cierto es que lo cercano nos importa más que lo lejano, aunque sea mucho menos importante y trascendente. Siempre nos preocupará más la aparatosa caída de un nieto montando en bicicleta que la muerte de un millar de personas en un accidente de tren en la India.

El ser humano es en general muy egoísta y poco solidario. Aunque también hay gente que funciona a la inversa, en general miramos más para lo nuestro porque en el fondo somos bastante nacionalistas, aunque no lo queramos reconocer. 

Lo local, lo insular, nos importa más que lo nacional o lo internacional. Y ya no digo nada de la gente extremista y de orden que antepone la familia a cualquier cosa. Dios, patria, rey y familia.

Ese es el máximo egoísmo humano: ocuparse y preocuparse solo de lo suyo, cerrando los ojos al resto. Qué hay de lo mío. La patria es la infancia, como dijo el poeta, y la adolescencia es la patria chica. Este añadido no es de Rilke, sino mío.

En la pelea nacional, el PSOE y el PP siguen su contienda dialéctica hasta en agosto. Ambos han puesto el listón demasiado alto con los currículos falsificados porque cada vez que aparece uno nuevo en un partido, pongamos que el PSOE, salen a la luz tres casos del PP. 

Es difícil parar esta contienda del ‘y tú más’, aunque por ahora los populares ganan a los socialistas no solo en las encuestas, sino también en casos de titulitis y corrupción. Y eso que están en la oposición. No quiero ni pensar qué harán cuando lleguen de nuevo al gobierno. 

Una vez abierta la caja de Pandora, ya nadie sabe cerrarla y menos aún si el número dos del PP se llama Miguel Tellado. El secretario general de los populares está haciendo amigos entre la derecha nacionalista. Mientras Feijóo trata de aparentar moderación sin conseguirlo, su segundo se dedica a insultar a todo cristo menos a Vox, del que dice que es un partido con más sentido de Estado que el PSOE, que es el que más años ha gobernado en democracia.

O sea, que el PP solo está buscando una alternativa de gobierno junto a la ultraderecha ya que descarta otras porque cada día pone a parir a Junts y PNV. Por supuesto que de la izquierda nacionalista ni te hablo. 

Uno de los últimos casos de currículo falso es el de Ana Millán, la vicepresidenta de la Asamblea de Madrid y número tres del PP de Ayuso. Lo malo no es solo que haya mentido en su currículo, sino que esta discípula adelantada y alumna predilecta de Ayuso, como también antes lo fue Noelia Ñúñez, ya dimitida, está imputada por nada menos que cuatro delitos de corrupción cuando era concejal de Arroyomolinos.

No me extraña que Ayuso haya salido por patas con su novio a Miami. Cada vez que tiene un caso nuevo de corrupción desaparece de Madrid, a pesar de la libertad y gustirrinín que dan las cañas con berberechos. Como en Madrid no te encuentras nunca con tu ex, ella prefirió marcharse con el defraudador confeso a Florida para intentar derrocar desde allí el régimen comunista cubano, que según ella gobierna también España.

En sus vacaciones estivales prefiere el mojito cubano a la cerveza matritense, prefiere Miami a Madrid para disfrutar junto a otros millonarios caribeños que viven cerca de las mansiones de Julio Iglesias. Pues a pesar de todo, la vida sigue igual.