El barranco ubicado junto a El Pajar aparece día tras día cubierta por montones de sillones, palés, garrafas, electrodomésticos, plásticos e incluso el tronco seco de un árbol caído, testigo del abandono que se acumula junto a la carretera GC-500 y a escasa distancia de la playa, una fábrica y varias zonas habitadas. La estampa, visible desde las guaguas turísticas, causa vergüenza entre los vecinos del mencionado barrio, quienes sienten que su barrio “pertenece a un municipio desatendido”.
La acumulación de residuos no solo desluce la entrada a las zonas de El Pajar y Arguineguín, habituales para turistas y ciclistas, sino que también provoca insalubridad, con plagas de cucarachas y roedores. Por ello, los habitantes, hartos de esta realidad, han presentado ya un escrito al Consistorio y no descartan emprender nuevas medidas si la limpieza se retrasa.
En esta línea, un residente, en declaraciones a Maspalomas Ahora, ha señalado que no es la primera vez que ocurre algo similar. Durante el mandato de 2015 a 2019, en el que Marco Aurelio Pérez gobernó con mayoría absoluta, el Ayuntamiento eliminó un asentamiento de chabolas situado en el terreno mencionado, quedando solo cuatro infraviviendas porque sus ocupantes estaban empadronados.
No obstante, ese equilibrio se rompió tras la pandemia de 2020. El asentamiento volvió a surgir y actualmente supera el centenar de personas, en un espacio convertido en el principal foco de vertidos, ya que muchos de los materiales utilizados para construir las estructuras precarias acaban arrojados al barranco.
Por otro lado, frente a la creciente indignación ciudadana, el concejal de Limpieza, Ruimán Cardoso, en declaraciones a Maspalomas Ahora, ha destacado que el grupo de gobierno llevará a cabo acciones para solucionar esta problemática.
En este contexto, el edil ha detallado que la actuación, prevista para las próximas semanas, abarcará no solo el cauce situado entre El Pajar y Arguineguín, sino otros dos focos de vertidos incontrolados localizados junto al campo de fútbol y al otro lado de la GC-500, en terrenos cercanos a las plataneras. La operación exigirá varios días de trabajo, la intervención de la Policía Local y un desembolso adicional, gastos que asumirá íntegramente el Consistorio "por salud pública", pese a no tratarse de su competencia directa.
Por otro lado, Cardoso recalca que el Ayuntamiento ya remitió, sin éxito, órdenes de ejecución a los propietarios y una solicitud de apoyo al Consejo Insular de Aguas en 2024, así como propuestas de acción conjunta al Ayuntamiento de Mogán, titular de parte del suelo, sin recibir respuesta de ninguna de las partes.
"Nos toca limpiar porque nadie que debería hacerlo se moja", lamenta, y advierte de que la situación se repetirá mientras el asentamiento permanezca. "Retirar la basura a unas doscientas personas que no pagan la tasa municipal generará un agravio comparativo con los vecinos que sí la abonan", asevera.
Por todo ello, insiste en que la única salida pasa por un plan coordinado en el que el Cabildo financie parte del tratamiento de los residuos y, sobre todo, impulse medidas sociales y judiciales que permitan desmantelar el campamento. "De lo contrario", concluye, "volveremos a llenar camiones una y otra vez, y el barranco seguirá convertido en vertedero".
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