Elemental, querido Tellado
El ministro de Justicia ha solicitado al Consejo General de Poder Judicial y a la Fiscalía que le envíen la relación de los jueces y fiscales que han secundado esta semana la huelga para poder descontarles las retribuciones de esos días, pero ni uno ni otro han contestado debidamente ya que se han lavado las manos ante esta protesta alegal de los togados.
Es muy fácil anunciar que la huelga ha tenido un seguimiento de un setenta y cinco por ciento. Lo que ya cuesta más es dar los nombres de los huelguistas para descontarles el sueldo de tres días. Al parecer, si se trata de devolver dinero, el porcentaje disminuye sensiblemente. La pela es la pela. Si son tan valientes para una cosa, no deberían ser tan cobardes para la otra.
¿Se imaginan ustedes que los diputados y senadores hicieran huelga para quejarse de las sentencias más discutibles de los jueces y las peticiones de pena más rimbombantes de los fiscales? Es inimaginable porque el cabreo ciudadano sería morrocotudo. Es muy significativo que en las concentraciones de los jueces contra la ley que prepara el Gobierno hayan estado apoyados por los políticos más ultras. Los privilegios son intocables en la aristocracia judicial que está por encima del bien y del mal.
La gente no entiende que los miembros privilegiados de los poderes del Estado hagan huelga y encima pretendan que el erario público pague esos días inactivos. Pues los jueces conservadores, valga la redundancia, pretenden cobrar sin trabajar. Quieren blindarse en la judicatura y que nadie del lumpen aspire a ocupar un despacho con toga.
Esta carrera tradicional y conservadora no está muy dispuesta a abrirse a la sociedad. Quieren seguir aislados en su campana de cristal y por eso se entienden mejor algunas sentencias y peticiones disparatadas. Si miras a la gente por encima del hombro, es difícil firmar una sentencia justa y razonable.
El principal partido de la oposición está empeñado en subir el sueldo de los jueces y fiscales, ahora que estamos en vísperas de varios juicios por corrupción del PP. Sin embargo, su comandante en jefe, que cobra 15.000 euros mensuales, se opone junto a la ultraderecha a la subida del salario mínimo interprofesional y de la ayuda mínima vital para los españoles más necesitados.
El PP y Vox han votado en el Congreso en contra de la subida de los salarios más birriosos y de las pensiones de los jubilados. A ellos solo les preocupa el sueldo de los jueces, los fiscales, los policías, los guardias civiles y el Sursum Corda, además de sus propios y suculentos salarios.
Feijóo, que ahora está muy preocupado restructurando el staff de su partido tras oler sangre en el caso Cerdán, afirma que Sanchez no convoca elecciones anticipadas para no perder la poltrona. El gallego dice que todas las encuestas dan ganador al Partido Popular y que podría lograr una mayoría suficiente para gobernar si suman los apoyos de Vox.
A Feijóo no le importa gobernar con la ultraderecha porque ya dentro de su partido tiene a bastante gente de esta tendencia. Si es verdad lo que dice Feijóo, es lógico que Pedro Sánchez no disuelva las cámaras y anuncie elecciones anticipadas. No conozco a ningún político que sea tan tonto como para regalar dos años de mandato porque los sondeos les sean desfavorables. Sólo las adelanta cuando los informes demoscópicos son propicios. Además Sánchez ha demostrado más de una vez que es capaz de dar la vuelta a las encuestas.
Supongo que si Feijóo estuviese en la misma situación haría exactamente lo mismo que hace Sanchez ahora. Además es ridículo y absurdo que las elecciones se convoquen cada vez que la oposición lo pida o que las encuestas no sean halagüeñas para el Gobierno, aunque en las últimas elecciones Sánchez demostró su capacidad para dar la vuelta al calcetín.
Si el PP tiene tanta prisa por gobernar y cree que tiene el respaldo de la mayoría de la cámara, que sea valiente y presente una moción de censura, que es lo mismo que hizo P. Sanchez a M. Rajoy cuando empezaron a salir la sentencias por corrupción del Partido Popular. Lo que no se puede hacer es convocar unas elecciones cada vez que a la oposición le salga del potorro.
Por ahora, el PSOE de Sánchez no atesora ninguna sentencia condenatoria por corrupción y por lo tanto él entiende que no tiene el deber moral de convocar elecciones a mitad de mandato. Hasta el momento sus socios de legislatura tampoco se muestran proclives a censurarlo a la espera de más noticias que les puedan afectar.
Los españoles no podemos votar cada vez que la oposición tenga una ocurrencia o pesquen a un secretario de organización con el carrito de los helados. En esto hay que ser más serio. Si Feijóo no se atreve a presentar una moción de censura por miedo a perderla, tampoco puede pedir al presidente que se someta a una cuestión de confianza por el mismo motivo.
Si el ex amigo de Marcial Dorado no sabe de antemano si contará con los apoyos suficientes para ganar una moción de censura para acabar con el gobierno, sólo tiene una alternativa plausible para tumbarlo: que el juez consiga pruebas de que el presidente esté pringado y la corrupción sea sistémica en el partido.
Elemental, querido Watson. Feijóo es un Sherlock Holmes a la gallega y Tellado su rudo ayudante patán, pero con Sanchez han pinchado en hueso. Para acabar con él necesitan una lupa más grande pues por ahora su mayor error ha sido designar a sus últimos secretarios de organización. El mismo error que ha cometido el presidente del PP al nombrar a su nuevo secretario general.
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