Onalia Bueno despierta pasiones, nervios… y candidatos imaginarios

La expectación en San Bartolomé de Tirajana no para de crecer. Y no es por el calor ni por el último bache sin asfaltar, sino por los rumores de que Onalia Bueno, la que convirtió Mogán en sinónimo de gestión con mano firme y pestaña levantada, podría desembarcar con nuevo partido Somos Gran Canaria, en la escena local. Y claro, en cuanto se menciona su nombre, se agitan los cafés, los grupos de WhatsApp y los egos políticos adormilados.

La alcaldesa, reconocida por su carácter directo y su olfato político afilado como lima de uñas en sesión de pleno, ya ha dejado claro que no piensa rodearse de cualquiera, busca gente con su perfil, no con filtro de Instagram”, podría ser perfectamente uno de sus lemas. No habrá sitio para el postureo vacío ni para los figurantes con currículum de PowerPoint, ni para chatarra. 

Pero el fenómeno Onalia no ha tardado en generar su propia fauna mitológica, ya hay quienes van pregonando en bares, reuniones y hasta en las oficinas municipales que van en su lista. Algunos, incluso, lo dicen con tanta seguridad que uno pensaría que ya tienen el escaño enmarcado en casa. Spoiler, no es verdad.

“Yo ya estoy dentro, me lo dijo un primo que conoce a un cuñado que fue a un acto suyo”, asegura uno, mientras otro jura haber recibido “una señal divina en forma de mensaje subliminal en una entrevista”. Lo que sí es cierto es que, por ahora, Onalia no ha confirmado a nadie, y si algo la caracteriza, es que no improvisa ni el menú del desayuno.

Así que ya lo saben, en el tren de Onalia no se entra por lista de espera ni por enchufe de bar. Aquí se entra con trabajo, capacidad y coraje, porque ella no dirige una peña política, dirige proyectos, y para eso no sirve cualquiera.

Estaremos ante el nacimiento del Onalismo? Puede ser, pero una cosa está clara, en este casting político, la mediocridad no tiene pase Vip.