La política canaria nos vuelve a regalar un culebrón. Y es que, la desbandada del sector renovador de Nueva Canarias ha sido un espectáculo en varias entregas, con rupturas, lágrimas (metafóricas, claro) y declaraciones de amor y despecho. La última pieza en caer fue Roque Aguayro en Agüimes, es decir que la coalición con NC es ya historia. Pero si hay un capítulo que mantiene a todos en vilo es el de San Bartolomé de Tirajana.
Aquí cinco concejales de NC siguen en la oposición con Samuel Henríquez a la cabeza. Todos alineados con el sector renovador, pero sin mover ficha. Ni abandonan Nueva Canarias ni se suman oficialmente al éxodo. A la pregunta, ¿están en un profundo dilema existencial, o es que ya han descubierto que en el nuevo partido no habría hueco para Samuel como cabeza de lista en las próximas elecciones?
Menudo misterio. Si deciden marcharse, pasaría a ser concejales no adscritos, con la portavocía perdida, y con ella, ese atractivo sueldo que cualquier político aprendería a valorar. Pero si se quedan, ¿les perdonará Carmelo Ramírez la deslealtad? ¿Habrá abrazos de reconciliación o solo silencios incómodos en los pasillos?
Hasta ahora, Teodoro Sosa ya se ha apresurado a defender a los que sí han abandonado NC, asegurando que no son tránsfugas. Que no cunda el pánico, simplemente han cambiado de bando en la misma batalla. Un matiz importante.
San Bartolomé de Tirajana, ni contigo, ni sin ti, pero tampoco sin un buen sueldo. Que continúe el espectáculo...
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