El roscón de Reyes es uno de los dulces más importantes de la Navidad en España, protagonista en las mesas de hogares donde los sabores tradicionales como nata, trufa y crema pastelera compiten con innovaciones modernas.
Su origen se remonta a las Saturnales romanas que son las festividades en honor al dios Saturno, cuando elaboraban tortas redondas con higos, dátiles y miel. Estas celebraciones paganas, adoptadas por el cristianismo en el siglo III, dieron lugar al roscón que hoy conocemos, con el haba escondida como símbolo de buena fortuna o de pagar el dulce, según la tradición actual.
El toque decorativo con frutas escarchadas simboliza las gemas de los Reyes Magos, sin embargo, no ha gozado siempre de popularidad. Muchos consumidores han mostrado rechazo hacia estas frutas. Por este motivo, las pastelerías ofrecen otras opciones más simples, con decoraciones alternativas como almendras laminadas o azúcar glas.
En Canarias, el roscón de Reyes es un imprescindible. Los sabores de nata, trufa y crema pastelera encabezan las ventas. Sin embargo, las propuestas menos tradicionales también han ganado terreno con opciones de pistacho o rellenos exóticos como mango, o dulce de leche.
El Día de Reyes vuelve a reunir a las familias en torno a este dulce cargado de historia. Con o sin frutas escarchadas, el roscón continúa siendo tradición viva que mezcla pasado y presente en cada bocado.
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