El sepulturero enterrado

La política española es surrealista. El PP no deja de hacer el ridículo en Madrid, Valencia y Bruselas, pero sus dirigentes solo hablan de la declaración en el juzgado de un presunto delincuente que está en prisión preventiva al considerar el juez que es el jefe de una trama corrupta. Por algo está en prisión Aldama. 

Es revelador y sintomático que la derecha española crea a pie juntillas a los delincuentes y a los terroristas... siempre y cuando estos acusen al Partido Socialista o a la izquierda en general de cualquier fechoría sin ninguna prueba.

Feijóo y su corte han levantado una cortina de humo para tapar la nefasta gestión del Gobierno valenciano en la Dana que supuso 220 muertos. Una vez más pretende tapar una grave negligencia de Mazón utilizando a los muertos y acusando al Gobierno central y, cómo no, a Pedro Sánchez de ser los únicos y exclusivos responsables de la tragedia.

El PP es ese partido que siempre culpa al otro de sus propios males y errores garrafales. Mientras el presidente valenciano comía plácidamente y celebraba una sobremesa de cuatro horas con una periodista de su cuerda, los valencianos morían ahogados por centenares. Estaba tan a gusto que nadie podría aguarle la fiesta. Lo único que consiguió el agua fue convertir a Valencia en un estanque letal y funerario. 

 Mazón es un cobarde que no ha dimitido aunque sí se ha cargado a dos de sus consejeras, una por falta de respeto a las familias de los muertos y otra por no saber que existe un sistema de alerta telefónico que pudo salvar vidas. La irresponsabilidad de Mazón no sólo no ha salvado ninguna vida sino que ha provocado la muerte de muchos paisanos.

Por si fuera poco, el presidente valenciano ha nombrado de vicepresidente a un militar que a su vez ha designado a otro para asistirle. Desde la transición con el general Gutiérrez Mellado de vicepresidente de Adolfo Suárez, no ha habido ningún militar con tanta responsabilidad política en ningún gobierno nacional o autonómico. En la transición, hace más de cuarenta años, era más fácil justificar tener a un militar en el gobierno. El zoquete de Mazón se cree que el gran despapaye que ha formado se resuelve manu militari.

Para más inri, este tarugo ha contratado para la reconstrucción a empresas condenadas por el caso Gürtel y otros más de la corrupción del PP y también lo ha hecho con una empresa de su jefe de Gabinete. Es posible que cosas parecidas haya hecho en otros momentos de su mandato pero hoy la lupa y el foco están puestos en su gestión como gobernante fallido.

Cuando Feijóo dice que el Gobierno central tenía que haber intervenido en Valencia está reconociendo que su presidente en la comunidad es, además de culpable, un incompetente. Tanto Feijóo como Mazón reconocen la ineptitud del segundo después de afirmar que Sánchez tenía que haber intervenido en Valencia en una suerte de 155. No es una cuestión de competencias sino de incompetencia clara y manifiesta.

El varapalo que se ha llevado Feijóo en Bruselas es descomunal. Quiso dinamitar la elección ya consensuada de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea y al final ni los populares europeos le han apoyado ya que el Gobierno español logró la elección de su ministra. Le salió el tiro por la culata. 

Los patriotas de hojalata del PP se fueron a llorar como plañideros a Bruselas. Quisieron tapar sus errores y su ineptitud haciendo ruido en Europa para que no fuese elegida la vicepresidenta española, que según los técnicos de la institución y de los grupos políticos no solo es apta para el cargo sino que es la persona idónea.

La autoridad política de Feijóo es tan inexistente que en España se le reviran sus barones, llámense Mazón o Ayuso, mientras que en Europa ni siquiera sus correligionarios del Partido Popular Europeo le hacen el más mínimo caso. 

Una vez más se demuestra que el PP español es el más derechista de Europa.     Está tan desesperado el líder de la oposición que ya no sabe qué inventar para derribar a Pedro Sánchez. Cada intervención pública de Feijóo es más ridícula y patética que la anterior. Molaba más cuando era presidente de la Xunta de Galicia porque el resto de España apenas lo conocía. Cuando pasas desapercibido, la gente cree que eres mejor de lo que aparentas. 

Un preso encerrado en la cárcel por corrupción es el clavo ardiendo al que se han agarrado los peperos para eclipsar lo de Valencia y otras tropelías. Es la especialidad del PP: creer a los delincuentes y a los terroristas y utilizar a los muertos en su provecho, da igual que sean de una ETA finiquitada, una pandemia voraz o de una dana mortal.

El PP está cada vez más muerto y a Feijóo se le ha puesto cara fúnebre de enterrador para inhumar a sus propios difuntos.