Maspalomas se reinventa: ahora con “alojamiento” en las aceras para una experiencia más auténtica

Mientras Maspalomas y Playa del Inglés siguen vendiéndose como los destinos de playa y relax ideales, ahora ofrecen un “nuevo atractivo”: la convivencia a pie de calle con personas sin hogar en pleno corazón turístico. Aquella imagen idílica de lujo y confort queda matizada por colchones y mantas que brotan en las aceras más transitadas, entre bloques de pisos, aceras y jardines públicos, ofreciendo una experiencia “real” a todo aquel que visita la zona.

Este fenómeno no es precisamente nuevo, pero su notable incremento lo hace imposible de ignorar. Durante el día, estas personas en condiciones visiblemente deterioradas y sin acceso a la atención médica que necesitan, se ubican en las puertas de los supermercados, entre otros lugares, donde “interactúan” con residentes y turistas en busca de alguna ayuda económica. Lo que para algunos puede parecer un incómodo acoso, se podría ver en realidad como una oportunidad para que el visitante se lleve una auténtica “experiencia inmersiva” en las dificultades de la vida urbana.

Lo curioso es que estas personas no buscan esconderse en rincones discretos. Han escogido las zonas más transitadas y visibles, para que todos puedan disfrutar de esta otra “faceta” del destino turístico. Y la interacción no termina ahí, en las entradas de los supermercados, algunos insisten a los clientes hasta hacer que más de uno se sienta intimidado. Porque, claro, ¿qué mejor que experimentar esa dualidad entre lujo y pobreza, todo en el mismo lugar?

La policía acude a las insistentes llamadas de los trabajadores de los supermercados y vecinos, intentan “poner orden”, pero cada intento por retirar a estas personas resulta inútil, los desalojan, y ellos simplemente vuelven, como una especie de inquebrantable atracción turística de la vida real. Así que, en el fondo, la situación solo puede verse como un “valor añadido” a la oferta de Maspalomas y Playa del Inglés. Y quien se sienta incómodo… bueno, quizás no entienda el auténtico “encanto” de esta experiencia tan particular.