Parece que los turistas en San Bartolomé de Tirajana ya no buscan hoteles de cinco estrellas. Ahora la tendencia es otra, por ejemplo, construirse una chabola con encanto en los barrancos o en esas coquetas esquinas entre edificios, justo al lado de las viviendas locales. ¿Lo mejor de todo? Muchos de estos nuevos “emprendedores” son extranjeros que añaden un toque internacional a nuestro paisaje urbano.
Es más, algunos se han lanzado al negocio del “personal shopper” en las puertas de los supermercados, pero no para comprar, sino para pedir con estilo. Claro, la imagen de la zona… bueno, digamos que es diferente.
Y mientras que este “nuevo concepto” podría parecer innovador, los vecinos parecen no estar muy emocionados. Las chabolas, muchas hechas con cartones a modo de camas y plásticos para protegerse, se multiplican por las zonas más céntricas.
Para colmo, los carros de los supermercados se han convertido en el transporte oficial de todo lo que recogen de la basura para abastecer sus improvisadas viviendas. Además de la mala imagen, la insalubridad y el caos han indignado a los residentes, que ya no saben si viven en un destino turístico o en una versión de “Supervivientes”. Todo un atractivo, sin duda.
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