En las calles de San Fernando de Maspalomas, la falta de civismo se muestra en todo su esplendor. Hay quienes, con una desfachatez sin igual, prefieren dejar sus bolsas de basura a un metro del contenedor, mientras estos se encuentran vacíos. Un auténtico despliegue de desdén hacia la limpieza y el respeto.
¿A quién no le gusta dar un paseo matutino con montañas de basura y convertir el aroma putrefacto en un perfume de lujo? Es para admirar la audacia de estos residentes o visitantes que, con una valentía digna de mención, nos demuestran que la elegancia en la dejadez no conoce límites.
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