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Pactos prematuros

Jueves, 10 de Julio de 2008
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La noticia del último pacto, a tan sólo un año del comienzo de la legislatura en Canarias, y posterior moción de censura en el ayuntamiento majorero de La Oliva ha provocado diferentes reacciones dentro de de los diferentes partidos desde la lógica preocupación de sus dirigentes, conscientes de que dependen de otros para mantener pactos en otras instituciones, no solo municipales e insulares, sino también autonómicas. Durante estas últimas semanas, así pues,   hemos asistido a un ir y venir de todo tipo de rumores. Todo tipo de especulaciones, dimisiones, etc. En ellos se especulaba sobre posibles pactos que jamás hubiésemos pensado antes de las elecciones: son los denominado pactos antinatura.  Y no sólo ha ocurrido en La Oliva, sino también en San Sebastián de La Gomera, en  Valle Gran Rey, y los posibles de Puerto de La Cruz y San Bartolomé de Tirajana, estos últimos muy poco probables según lo escuchado y leído en los últimos días. Seguiremos esperando y atento a las noticias.

Podríamos pensar que para algunos hay que conseguir el poder cueste lo que cueste. Es difícil hacer entender a un votante del PSC que su voto haya acabado dando el poder de nuevo a González Arroyo. La ética y la dignidad de los políticos debe estar por encima de posibles intereses que solo beneficiarían a aquellos a quienes antes criticaban. No se entendería que ningún partido cambiara de discurso y lo que antes era malo y malísimo, ahora se convierta en una buena opción, justificada por el mero hecho de conseguir no sabemos qué.

Después de todo esto, el ciudadano de Canarias tiene la percepción, probablemente no muy equivocada, pero percepción al fin y al cabo, que muchos de nuestros políticos, esos que intentan mantenerse a toda costa, incluso con pactos antinatura y hasta cediendo la alcaldía con tal de conservar como sea cualquier delegación, sobre todo cuando se trata las relacionadas con el urbanismo, pueden tener otros intereses ocultos, más allá del esplendor y del futuro del municipio.

Por eso, cuando una formación política se opone a las tesis de su rival debería ser porque piensa que tiene la razón en la gestión del urbanismo, los  servicios sociales o las respuestas a las necesidades de los vecinos. Pero eso es una gran falacia, que queda en evidencia con los pactos antinatura entre grupos municipales antitéticos o que están fuera de los planteamientos y estrategias de sus propios partidos. Es difícil entonces convencer a la ciudadanía canaria cuando se les intenta cautivar con lemas como tu voto es decisivo o si me apoyas, ganarás. Este denominado juego de la democracia influye en que la política pierda adeptos y ya no logre paralizar ninguna ciudad frente a un televisor o frente a un espléndido día de playa, el día de las elecciones. El protagonismo en unas elecciones cada vez está menos en el resultado de las urnas por culpa de este tipo de pactos, que es donde realmente se decide quién gobierna. Ahora bien, en esto hay partidos que parten con ventaja. Mientras que una unión entre populares y socialistas, como la vivida en La Oliva, se tilda de escandalosa, los nacionalistas de un lado y de otro de la orilla, pueden bailar hacia la derecha y la izquierda sin despeinarse. Aunque en el baile todo es posible. Lo peor de todo es que este tipo de prácticas son legítimas y todos lo practican, pero a mí se me queda la misma cara del vencedor cuando le arrebatan la victoria los derrotados compinchados.

Así las cosas, que nadie crea que en Canarias la abstención aumenta por pasotismo. Lo hace -y mucho- por desengaño. ¿La solución? Bajo mi punto de vista pasa por clarificar la vida política y devolver a cada cual a sus verdaderas posiciones, estimulando en lo posible que gobierne, aún en minoría, la lista más votada. Algo que, me temo, no gustará a nadie. Y eso que tenemos los denominados pactos anticorrupción y antitransfuguismo, que si no llegaran a existir ... imagínense ustedes como estaríamos. La legislatura en las municipales, insulares y autonómicas sólo llevan un año de vida, lo que todavía queda por venir en estos tres años hasta 2011 puede ser de infarto. Y si no, tiempo al tiempo. Los ciudadanos y ciudadanas seguiremos resignándonos.

Antonio Hernández Lobo es profesor de Enseñanza Secundaria, y director del IES Faro de Maspalomas.

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