Un hombre acusado de violar a una joven de 19 años en Santa Lucía dijo hoy ante la Audiencia de Las Palmas que la relación fue consentida y se produjo dos veces seguidas la mañana del 26 de enero de 2007 en la casa del novio de la víctima, en la que residía temporalmente el presunto agresor.

El acusado Mourad M., de 28 años y nacionalidad marroquí, se enfrenta a una pena de 14 años de prisión y a pagar una indemnización de 30.000 euros a la joven, Y.B.B., si bien su abogado solicita su absolución por entender que existen "serias dudas" de que su cliente cometiera delito alguno, y además los testigos no aportan información sobre la agresión.
La joven, sin embargo, en su declaración al tribunal, que se produjo tras un biombo por miedo al acusado, aseguró que éste le puso un cuchillo de "cortar carne en el cuello", la amenazó y le ordenó que se quitara la ropa y se tumbara en la cama.
Explicó que "estaba muy asustada" y que cuando la penetró la primera vez salió de la habitación donde tuvo lugar la presunta agresión y respondió a una llamada de teléfono de su madre, a la que dijo que estaba bien para que no se preocupara.
Seguidamente, prosiguió la joven, el acusado la "empujó otra vez", le ordenó que se quitara de nuevo la ropa y la volvió a violar.

La joven, que tuvo que interrumpir varias veces su relato por el llanto y el nerviosismo, señaló que el acusado manifestó que le "gustaba mucho" y que quería "follar" con ella, si bien la víctima le contestó que a quien quería era a su novio e intentó esquivarlo sin éxito, pues fue entonces cuando le puso el cuchillo en el cuello.
La fiscal consideró como agravante el empleo del arma y subrayó la diferencia corporal "brutal" que existe entre el acusado de 1,95 metros de altura y 115 kilos de peso, y la víctima, de complexión menuda.
Sostuvo que la declaración de Y.B.B. es una prueba suficiente para condenar al acusado, pues mantiene la misma versión desde que se produjeron los hechos y carece de contradicciones y ambigüedades.
Así mismo, valoró las declaraciones de las dos testigos que socorrieron a la víctima, que la encontraron muy nerviosa, al igual que la prestada por la Guardia Civil, uno de cuyos agentes señaló que presentaba los "rasgos típicos" de haber sido víctima de una agresión sexual.
Los forenses informaron al tribunal de que no se hallaron síntomas de violencia en la exploración que se le practicó a la joven y que su relato es creíble, si bien precisaron que esto último se trata de una apreciación subjetiva.
El acusado en su alegato final manifestó al tribunal que lo que quiere es su libertad.
Fotos: En la imagen superior el acusado; en la inferior, Francisco Peñate, abogado de la defensa.
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