La icónica Panadería Maspalomas, que por más de cinco décadas deleitó a sus clientes con sus exquisitos productos de panadería y repostería, ha llegado a su fin. La compañía, fundada hace casi medio siglo por los hermanos Carmelo y José Sánchez Santana, ha sido declarada en quiebra y ha iniciado su proceso de liquidación tras enfrentar una larga lucha contra problemas de rentabilidad y acumulación de deudas.
El Juzgado Mercantil número 2 de Las Palmas, a raíz de una solicitud de preconcurso presentada por la empresa el 3 de enero último, ha decretado el concurso de acreedores voluntario y ha dado paso a la fase de liquidación, marcando el triste final para esta veterana panadería radicada en la calle Partera Leonorita. Con esta determinación, se suspenden las facultades de gestión de los gerentes Juan Guillermo y Felisa Sánchez Lantigua, quienes hasta la fecha se habían esforzado por mantener a flote el negocio familiar.
La situación para Panadería Maspalomas había sido desafiante durante los últimos años, enfrentando una disminución progresiva de ventas y enfrentando cuantiosas pérdidas financieras. Los esfuerzos por llegar a un acuerdo anticipado con los acreedores no prosperaron, lo que llevó a la compañía a solicitar el preconcurso con la esperanza de negociar una solución viable. No obstante, el fatal desenlace se hizo inevitable y el cierre definitivo se llevó a cabo en mayo de este año, dejando a sus 60 empleados sin trabajo de la noche a la mañana.
El Juzgado ha designado a Samuel Mansell Villanueva como administrador concursal, encargado de gestionar el proceso de liquidación y distribuir los activos restantes entre los acreedores de la empresa. Es un momento de incertidumbre para todos los involucrados, tanto para los trabajadores afectados como para los proveedores y otros colaboradores que mantuvieron relaciones comerciales con la panadería durante décadas.
La triste noticia de la quiebra de Panadería Maspalomas es un recordatorio de la importancia de una gestión financiera responsable y sostenible en el entorno empresarial actual. Empresas icónicas con una larga trayectoria no están exentas de dificultades y deben enfrentar los retos económicos y comerciales con visión estratégica para adaptarse a los cambios del mercado.
El cierre de Panadería Maspalomas deja un vacío en la comunidad local y en el sector de la panadería, donde había sido un referente durante generaciones. Su legado y contribución serán recordados con cariño por los clientes y empleados que compartieron innumerables momentos a lo largo de los años.


 
  




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