En estas ferias turísticas hay que estar, argumentan. A diferencia de la feria del Aguacate o del Mango, aquí la comidilla son las cotillas políticas, las fotos y el cinismo. Como de costumbre, los adversarios se convierten en matrimonio en las fotos sonrientes, los porcinos de turno dirigentes empresariales se “escarranchan” y sacan el hacha y el tractor en medio de la moqueta para más fotos con tufo a carne podrida. Por su parte, los que han perdido la confianza de los vecinos y las encuestas los sitúan en muy mal lugar, aún no se han enterado que viven y toman las decisiones desde el subsuelo fuera de la nueva realidad. Entre ellas, dedicar toda la jornada en la feria a sacarse fotos (sólo les falta hacerlo con las paredes y columnas).
También les encanta el cotilleo, algo antiguo que ya no se usa, hablar despectivamente de sus rivales políticos. Todo esto dice mucho de las personas que aún siguen con estas técnicas antiguas y rencorosas.
¿Dónde están las opiniones fiscalizadora de la actividad local e insular? ¿Significará que la actividad ha sido impecable? Pues eso, menos fotos de patio de colegio y postureo inútil y ridículo, y mas trabajar con datos, y reacciones fundamentadas; así como un mínimo conocimiento del sector, que ignorantes sobran.
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