Carmenza Pérez tiene 50 años y lleva 22 años trabajando en los quioscos de Playa del Inglés. El cierre permanente de los chiringuitos de playa y la finalización de los ERTE la ha llevado, al igual que a muchas de sus compañeras, a una situación de “desesperación”. Carmenza ha tenido que coger sus cosas y mudarse a la casa de su madre en El Castillo del Romeral porque la han echado de su vivienda donde estaba de alquiler ante la imposibilidad de pago. Ahí ha amontonado sus cosas entre las que duerme, en un pequeño cuarto.
Tras dos meses sin cobrar, ahora le han concedido la prestación por desempleo al 50%, mientras que su madre recibe la pensión de 465 euros. Sin embargo, con los precios subiendo de la cesta de la compra, más facturas de agua, luz, funeraria, etc…”no me alcanza, estoy pasando hambre”, relata a Maspalomas Ahora.
Todo ello, la ha llevado a sufrir ansiedad y depresión hasta el punto de que en los últimos meses el médico le ha mandado hasta tres tipos de tratamiento. “No duermo de la impotencia y de los nervios, tomo 30 mg de dormodol y lexatin un 1 mg, me tomo hasta tres y cuatro y no me hacen nada”.
Carmenza insiste en que “no quiere caridad” sino “recuperar su puesto de trabajo”. “Quiero trabajar y tener mi vida, tengo 50 años y no voy a renunciar a todos mis años trabajados”, recalca.
Lamenta que ha llamado en numerosas ocasiones a Alcaldía, para que la alcaldesa la reciba pero “no me dan respuesta. Es lamentable que nos encontremos en una situación de auténtico abandono por parte de nuestros políticos”, concluye.
Los trabajadores de los chiringuitos de Playa del Inglés y Maspalomas fueron obligados al cierre desde el pasado 14 de marzo de 2020 con la llegada de pandemia y así permanecen en la actualidad, derivados por los continuos retrasos en la adjudicación del servicio por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.
Klaus | Miércoles, 15 de Junio de 2022 a las 20:47:03 horas
Es de vergüenza la dejadez de la empresa y los responsables de estas pobres mujeres. Y muy triste que no se abastezca de servicios de bebidas, comidas y w.c. en la playa. Así va el turismo en las islas, que cuando ven este panorama no vuelven. Una pena
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