Desde principios de 2020 el mundo entero ha pivotado alrededor de la pandemia de la Covid-19, condicionando todas las políticas de los gobiernos y paralizando la vida de la sociedad. A partir de este miércoles, cuando entre en vigor la relajación del uso obligatorio de la mascarilla en interiores, la última restricción sanitaria vigente actualmente, la pandemia quedará finalmente relegada a un segundo plano, siendo el cubrebocas exigido únicamente en determinados espacios, como en los centros sanitarios, en las farmacias y en el transporte público. "Es una medida razonable; es el momento de dejar la mascarilla", señala a TIEMPO DE CANARIAS la catedrática e investigadora en Economía de la Salud Beatriz González López-Valcárcel.
España nunca ha estado tan cerca de recuperar la normalidad prepandemia como en estos momentos. Tras superar una sexta ola en la que se batieron todos los récords de contagios diarios a nivel nacional a consecuencia de la variante Ómicron, la más contagiosa detectada hasta entonces, la sociedad encara ahora la recta final de la crisis sanitaria, una vez que ya se ha dejado atrás la fase aguda de la pandemia.
El Consejo de Ministros aprobará este martes, salvo sorpresa de última hora, la relajación del uso obligatorio de la mascarilla en la mayoría de espacios interiores, entrando en vigor la medida al día siguiente, cuando se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El presidente del Ejecutivo estatal, Pedro Sánchez, aseguró este lunes que este paso "es una extraordinaria noticia que ha sido el resultado de un proceso de vacunación ejemplar en el mundo", destacando que el 92 % de la ciudadanía cuenta ya con la pauta completa de la vacuna.
González López-Valcárcel reconoce que retirar la obligatoriedad del cubrebocas en la mayoría de espacios interiores "posiblemente" conllevará un aumento de la incidencia del virus, si bien recalca que ya no debemos centrarnos en dicho indicador para medir el impacto de la pandemia de la Covid-19 en nuestro territorio, sino que debemos centrarnos en el número de casos graves y en el de las hospitalizaciones.
"Salvo que este indicador empezara a aumentar de forma clara estamos en cierto modo despidiéndonos del virus, al menos de momento", apunta, aunque advierte del peligro de que surja una nueva variante más agresiva del coronavirus: "Estamos ya en plena gripalización del virus, por lo que, salvo que aparezca una nueva variante más dañina, es razonable pensar que vamos a convivir con el virus sin mascarilla salvo en espacios muy llenos de gente". Así, considera que relajar el uso de la mascarilla en interiores "es una medida razonable; es el momento de dejarla".
La positiva evolución de la pandemia en este 2022 y la alta cobertura vacunal alcanzada en todo el territorio nacional han permitido llegar a un punto en el que prácticamente todas las restricciones sanitarias han decaído, quedando la mascarilla como el último eslabón en la lucha contra la propagación de la enfermedad. No obstante, la misma seguirá siendo obligatoria a partir de este miércoles en los hospitales y en los centros de salud, en el dentista, en las farmacias, en las residencias de mayores (para personal y visitantes) y en el transporte público.
Existen otros casos en los que su uso quedará regulado dependiendo de distintos factores. Por ejemplo, en las oficinas de trabajo dependerá de la valoración de los servicios de prevención de riesgos laborales, mientras que en los colegios no será obligatoria para los alumnos, pero sí recomendable para el profesorado y trabajadores vulnerables. En los establecimientos de hostelería, en los gimnasios, en las discotecas y en los cines tampoco será exigida, aunque sí recomendada si se producen aglomeraciones.








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