La invasión de Rusia a Ucrania ha generado un terremoto económico en todo el planeta. La falta de materias primas y el encarecimiento de la energía provoca que bienes y servicios, en el corto o medio plazo, cuenten con un precio más elevado. Así, en Canarias, el comercio y la hostelería tratan de sortear, como pueden, el impacto de esta guerra que se prolonga desde hace más de un mes, y ha derivado en un incremento, aunque hasta el momento leve, de los precios.
Se trata de una situación que ya se ve reflejada, no solo en la factura de la luz de todos los usuarios, sino también en el encarecimiento de los productos de alimentación. La falta de aceite de girasol, ha obligado a las cadenas de supermercado a pedir a sus clientes que no adquieran más de una determinada cantidad para no incurrir en un posible desabastecimiento.
El encarecimiento del aceite de girasol ante la fuerte demanda del sector industrial y alimentario y la pérdida de producción a consecuencia de la guerra de Ucrania supone un nuevo golpe para el sector de la hostelería de Canarias, que aún no ha se ha recuperado del impacto de la covid. Desde el año 2020 y hasta la fecha el aceite de girasol se ha encarecido un 160% –una tercera de este aumento se ha producido desde el inicio del conflicto bélico–.
Su precio ronda los 2,50 euros el litro, apenas cincuenta céntimos más que el de oliva (a 2,95 de media) cuando históricamente la diferencia entre uno y otro bien es de un 200%. La fuerte subida impacta de lleno en la cuenta de resultados de los bares y restaurantes de las islas, que un 45% del aceite que consumen es de girasol. Estos establecimientos hosteleros están empezando a aplicar subidas de los precios de sus productos de comida y bebida aunque, por el momento, se trata de un aumento moderado en el entorno del 10 %.
En cuanto al comercio, los datos conocidos hasta el momento no son muy halagüeños, si bien los precios no se han visto afectados, el gasto de los canarios se ha ido restringiendo. Tal es así que, en un mes, la cifra de negocio del sector ha caído más de un 11 %, si bien aún mantiene cifras superiores a los registrados en los primeros meses del pasado 2021, por entonces marcado por un contexto de restricciones. Asimismo, las perspectivas para los próximos meses muestran las consecuencias de una elevada inflación y la falta de recursos.
Uno de los elementos que ayuda a entender cuál es el escenario en el que se mueve el sector del comercio es el índice de confianza empresarial. En este primer trimestre del año, el dato se sitúa en una caída del 13,2 %. Una caída que se agudizará de cara a los segundos tres meses del actual 2022, que se sitúa en el -17,5 %. Datos que ponen de manifiesto el delicado momento en el que se mueven los sectores económicos del Archipiélago, que ve su economía sortear el impacto gracias a la recuperación de su motor económico.
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