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DEPORTES

Las Palmas se lleva el derbi a la épica (2-1)

Cristian Olivares | Tiempo de Canarias
Sábado, 16 de Octubre de 2021
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La UD Las Palmas impone su autoridad en el gran clásico del fútbol canario a la épica. Los amarillos, que lograron adelantarse en el marcador con un gol de Jonathan Viera que subió al marcador con suspense -VAR de por medio-, se apiadaron en demasía de un oponente que niveló las fuerzas en la segunda mitad con un tanto de falta de Elady. Al borde del final, Lemos, con una falta envenenada, trajo el júbilo a las gradas de un Gran Canaria tan repleto como hacía tiempo que no lo estaba.

 

Con un aroma diferente. Así despertó este sábado la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, la cual volvió a ser abrazada por una atmósfera especial y -por desgracia- no sentida en sus tierras desde finales de enero de 2020, cuando Las Palmas y Tenerife se vieron las caras por última vez con presencia de público antes de la llegada de la pandemia de la Covid-19. Ahora, por el simple -pero emotivo- hecho de volver a reencontrarse con el gran clásico, la cita de este 16 de octubre fue catalogada por muchos como la más deseada de los últimos tiempos. Y es que un derbi no solo despierta sentimientos, sino que, en resumen, dispara el orgullo de haber nacido en esta privilegiada tierra. Por eso, el amarillo volvió a brillar en las calles. 

 

Es cierto que la capital amaneció silenciosa, pero lo hizo con esa calma que siempre precede a la gran tormenta de pasión. Porque aunque la guagua de la Unión Deportiva no pudo recibir el calor de los fieles en la tradicional bajada por Fondos de Segura, los aledaños del Estadio de Gran Canaria sí que se vistieron de gala, colgando incluso el cartel de no hay billetes en tres de sus cuatro gradas -Naciente, Sur y Curva- para representar la magnitud de un duelo al que amarillos y blanquiazules, además, llegaban ocupando posiciones de playoffs de ascenso a Primera División. Es decir, los mejores ingredientes estaban encima de la mesa, acompañados, como no podía ser de otra manera, por la presencia de más de mil hinchas llegados directamente desde el muelle de Santa Cruz de Tenerife.

 

Por lo tanto, lo único que quedaba era que tanto el equipo de Pepe Mel como el de Luis Miguel Ramis ofertaran verdaderamente esa siempre catalogada como "gran fiesta del fútbol canario". Una cita en la que, sin embargo, durante los últimos años, el buen fútbol había brillado por su ausencia. Por eso, para intentar recuperarlo -siempre con la victoria como principal objetivo-, los dos técnicos decidieron salir con todo, poniendo, desde un principio, toda la carne en el asador. Raúl Fernández; Álvaro Lemos, Eric Curbelo, Raúl Navas, Sergi Cardona, Loiodice, Mfulu, Pejiño, Viera, Moleiro y Jesé dieron forma a la alineación amarilla, en la que destacó la ausencia de Erick Ferigra, mientras que Soriano; Moore, Ruiz, León, Muñoz, Aitor, Míchel, Rubén, Shashoua, Corredera y Elady completaron el bloque tinerfeño, este sábado de rosa.

 

Y se consiguió. ¿Por qué? Pues porque nada más empezar tanto locales como visitantes pusieron sus cartas encima de la mesa. Y con ellas, estaba claro que lo único que tenían entre ceja y ceja era ganar. Lo mostraron primero los de casa. De hecho, en solo cuatro minutos ya habían protagonizado dos disparos entre los tres palos, el primero de ellos en el minuto 2 después de una mágica combinación entre Viera y Jesé que el '10' no acertó a definir cuando se plantó -escorado- mano a mano ante Soriano. La segunda, con un zapatazo de falta de Álvaro Lemos que el guardameta logró atajar. A raíz de ahí, el 'Tete', bien posicionado y defendiendo en bloque, mostró que no viajó a Gran Canaria a verlas venir -ni mucho menos-. De hecho, no solo no renunció a la posesión, sino que incluso asumió el hecho de manejarla, lo que le hizo reaccionar con un disparo manso de Shashoua en el 9' y un tiro lejano de Míchel que acabó en las nubes.

 

Mientras, en el graderío, fiesta total. Sobre todo con la unión del minuto 8, cuando amarillos y blanquiazules juntaron sus fuerzas para protagonizar una emotiva -y sonora- ovación en honor a los afectados por la erupción volcánica de La Palma. Pero estaba claro que, llegado el momento, algunos tendrían que celebrar más que otros. Y ese momento llegó cuando Jesé, devolviendo la mágica asistencia que nada más comenzar el partido le había dado Jonathan Viera, le puso el primero en bandeja al '21', quien sacó toda su sangre fría para, previo amago, definir cruzado y batir a Soriano. Sin embargo, Prieto Iglesias, encargado de impartir justicia, estiró la agonía tras haberlo anulado por posición antirreglamentaria del de La Feria, aunque desde la sala VOR se confirmó que, por pocos centímetros, el mago estaba habilitado. Ahí, el Gran Canaria rugió como no lo hacía en mucho tiempo. 

 

Los de Ramis, notoriamente afectados, notaron de lleno el primer zarpazo de su rival, de ahí que les costara tanto reaccionar, algo que no hicieron hasta el minuto 35', cuando Rubén Díez, después de un centro-chut de Míchel Herrero, estuvo a punto de aprovechar para batir de cabeza a Raúl Fernández, pero el arquero amarillo voló para evitarlo, aunque luego el árbitro confirmó que el atacante estaba en fuera de juego. Así, el Tenerife, con una versión irreconocible a la que había dado en sus anteriores desplazamientos -en los que se había coronado como el mejor equipo foráneo de la categoría-, volvió a sentir el miedo en sus carnes cuando, después de n error en la salida de balón, Jesé quedó completamente solo ante el portero, pero el '9', de nuevo desacertado, la mandó directamente fuera cuando en la grada ya se cantaba lo que habría sido el segundo. "¡Más, más!", le gritó Mel desde el banquillo para que sus ánimos no decayeran antes de la llegada del entretiempo. 

 

Tras la reanudación, el 'Tete', que realizó su primera permuta -Shashoua (fuera) por Mollejo (dentro)-, salió mejor. De hecho, en menos de cinco minutos creó más peligro que en toda la primera mitad, y lo hizo con una pelea intensa de Mollejo que la zaga amarilla acertó a despejar y, luego, con un gran desborde de Muñoz a Lemos que a punto estuvo de acabar dentro de la red si Elady, quien esperaba con la caña preparada, hubiera calzado unos cuantos números más. Con la idea de revertir los malos minutos iniciales del segundo, Mel decidió reemplazar a Moleiro para dar entrada a Pinchi, un trabajador incansable que puso su sello en el valioso empata firmado una semana atrás ante el líder Almería. Y es que con el marcador a favor, lo que tocaba era bregar, controlar los tiempos y, sobre todo, intentar aprovechar los espacios que se iban generando de manera paulatina por los avances del oponente. 

 

No obstante, la mejoría tinerfeña era palpable. Y finalmente se terminó traduciendo en lo que muchos imaginaban que iba a pasar. Elady, al borde del área, aprovechó una falta sobre Muñoz para golpear con fuerza al palo de Raúl, quien nada pudo hacer para evitar para que el balón se colara en el fondo de la portería tras impactar ligeramente en el cuerpo de Raúl Navas. En ese momento, como era de esperar, el Gran Canaria enmudeció, salvo el sector visitante, el cual empezó a ondear sus bufandas con toda la pasión que habían ido acumulando. Por delante, 20 minutos de infarto en los que la Unión Deportiva buscó echar el resto y lo hizo, nuevamente, desde las botas de Viera y Jesé. El primero asistió de nuevo al segundo en el 71', pero este, con un disparo fuerte y cruzado, volvió a cruzarse con Soriano, un portero con el que, a buen seguro, soñará esta noche. 

 

Ya en la recta final, Raúl Fernández tuvo que volver a erigirse como protagonista para evitar el segundo gol, el mismo que, en la jugada posterior, volvió a rozar la Unión Deportiva con un balón de Pejiño que se paseó casi por la misma línea sin que Pinchi pudiera llegar para empujarlo. Al borde del final, Álvaro Lemos, con una falta envenenada, trajo el júbilo al Gran Canaria con una victoria a la épica. 

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