El Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana ha decretado la reapertura del caso sobre la desaparición de Yéremi Vargas después de que el abogado Marcos García Montes, en representación de la familia, presentara un contundente escrito de 45 páginas al que ha tenido acceso TIEMPO DE CANARIAS en el que se solicitaba la práctica de nuevas diligencias al haber obtenido "datos recientes" que demostraban "la improcedencia del archivo de la causa" con la aparición de "nuevos indicios", apuntando directamente a la posible participación de Antonio José Ojeda Bordón, conocido como 'El Rubio', en lo que ocurrió con el menor durante la tarde del 10 de marzo de 2007. Ahora, el juez Juan Manuel Hermo Costoya ha pedido al Ministerio Fiscal que se pronuncie sobre esta decisión.
El citado escrito se centra directamente en 2015, ocho años después de la desaparición, cuando a través de un informe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Canarias de la Guardia Civil de Las Palmas se pone en conocimiento del órgano instructor una serie de diligencias practicadas en una nueva línea de investigación enfocada en un individuo concreto catalogado como "policialmente relevante" y que pudiera haber tenido que ver con los hechos -'El Rubio'-, entendiendo que las consideraciones que se realizan en los Autos posteriores (25 de octubre de 2017 y 13 de marzo de 2018) "no se ajusta a derecho, pues en ellos se realizan una serie de valoraciones de fondo sobre las diligencias de investigación y policiales practicadas que deben quedar reservadas al órgano encargado de la fase de juicio oral".
Cabe recordar que 'El Rubio' fue imputado en 2016 por los delitos de detención ilegal y secuestro de Yéremi Vargas. Además, se le imputó un delito de homicidio -aunque el cuerpo no ha aparecido- porque a ojos de la Guardia Civil había "indicios suficientes" como para realizarlo. El investigado en aquel entonces, natural de Gran Canaria, se encontraba privado de la libertad en Algeciras por un delito de abuso sexual a un menor en 2012, en la misma localidad de Vecindario, que no tiene relación con el 'caso Yéremi'. Entonces, se le catalogó como una persona "conflictiva" al contar con otros antecedentes penales, ya que en 1988 había agredido a un policía y en 2005 tenía una denuncia por violencia de género contra su mujer. Además, coincidía que era titular de un Renault 5 de color blanco con las mismas características que los investigadores habían estado relacionando con el suceso.
Sin embargo, en marzo de 2018, la Audiencia de Las Palmas confirmó el archivo de la investigación abierta contra el sospechoso al no observar "indicios sólidos" que lo incriminaran en los hechos, por lo que ratificó la decisión que tomó en octubre de 2017 el Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana. Ahora, el escrito presentado por el abogado Marcos García Montes solicita que "el Magistrado que dictó resolución de sobreseimiento provisional en 2017 se debe ver en la obligación de apartarse y abstenerse, debido a la clara pérdida de imparcialidad que aquí se expone", citando una "interpretación personalista y subjetivista cargada de falta de objetividad, extendiendo su límite jurisdiccional a posturas inadmisibles, como el maltrato al Coronel Manuel Sánchez Corbí, así como a varios mandos de la Guardia Civil, y que terminó con una sanción de 500 euros impuesta por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), además de la mala relación que ha demostrado con la familia del menor desaparecido".
Comentarios a compañeros de celda
Hay que destacar que la Guardia Civil comenzó a sospechar que 'El Rubio' podía ser el responsable de la desaparición de Yéremi a partir de una serie de comentarios que había hecho a compañeros suyos de celda con detalles de lo que le pudo ocurrir al niño. De hecho, en diciembre de 2016 se informó de que el sospechoso habría reconocido a otro preso que había acabado con la vida del menor. En su día, el tribunal reconoció "el esmero y la laboriosidad" que el equipo encargado del caso en la Guardia Civil puso en seguir cualquier pista sobre Yéremi, pero compartió el criterio del juez instructor de que no existía "ningún indicio suficientemente sólido" para incriminar "a Antonio Ojeda ni a ninguna otra persona". En ese sentido, subrayó además que compartía "las cautelas y recelos" que tanto el juez como la fiscal del caso tenían respecto a la fiabilidad de las declaraciones de los compañeros de celda porque no era "descartable" que dada la transcendencia que tenía la causa buscaran "eventuales ventajas o beneficios penitenciarios". Es decir, que testificaran impulsados por "móviles espurios".
No obstante, el escrito presentado por la defensa de la familia destaca que Ojeda daba esta información "sin habérsele requerido, al menos de manera inicial". "De hecho, es preciso añadir que se trata de manifestaciones en las que don Antonio se intentaba exculpar, pero que, en momentos de nerviosismo, llega a confesar, al menos mediante lapsus lingue, su participación". "A esta parte le llama poderosamente la atención el hecho de cómo son parafraseadas las manifestaciones, sobre todo por el testigo de origen externo a Canarias, utilizando expresiones como 'el chiquillo', 'maestro' o 'metido fuego' que resultan muy lógicas en la forma en la que se expresa don Antonio Ojeda, con un marcado acento, expresiones y palabras muy comunes en Canarias, pero que no lo son tanto en el resto del territorio español y que ya ni siquiera son tan usadas por la nueva generación que puebla nuestras maravillosas islas afortunadas", confirma.
Dentro de este análisis, se toma también como un aspecto clave "que se ha intentado anular" que el propio sospechoso se ubica en las inmediaciones del lugar a través de sus entrevistas policiales, siendo la primera de ellas el 3 de septiembre de 2007, cuando voluntariamente se personó para dar información sobre el caso, situándose él mismo como testigo, algo sobre lo que García Montes entiende que "por lo tanto, y necesariamente, tenía que estar en el lugar". "Además, esta declaración policial se realiza hasta seis meses después de los hechos y, sin embargo, mantiene firmemente su convicción de fechas y horas", detalla, apuntando que "múltiples declaraciones" le situaban como cliente habitual de un bar que se encontraba en la misma Calle Honduras, a la cual tenía salida el solar donde desapareció Yéremi, y que estaba ubicado a escasos metros, siendo incluso posible verlo desde la puerta del local.
De igual modo, se relaciona el aspecto físico de Ojeda como "un elemento que encajaría en el perfil de persona susceptible de haber cometido los hechos y, concretamente, con la descripción aportada por un testigo sobre el conductor del vehículo que vio circulando en dirección contraria el día de los hechos y a la hora próxima a la desaparición". "Se hablaba de alguien con gorra, prenda de vestir que según múltiples declaraciones estaba asociada a su persona", redacta el letrado, valorándolo como "un hecho más que se suma". Asimismo, otra de las partes más importantes -o la más importante- del documento es la que confirma que Yéremi padecía problemas cardiopulmonares -cianosis- desde su nacimiento, los cuales hacían que tuviera cierta insuficiencia respiratoria, tal y como acreditan los informes del Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, y que el sospechoso se pudo referir a él como que "estaba azul", según valoraciones recientes del abogado.
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Se trata este de un hecho que solamente era conocido por la familia directa del menor, el cual "tiene relación con lo manifestado por el interno que relata que el investigado le dijo algo o le hizo alusión a que sobre el niño se usó algún producto como bien pudiera ser algún disolvente y que esto le pudo ocasionar la muerte al menor". "Se pone de manifiesto como dicha posible sustancia pudo tener el impacto que se menciona debido a la enfermedad respiratoria, y que no podía ser conocida de ninguna manera por don Antonio Ojeda, lo cual es un indicio más que evidente de que pudo conocer este hecho a través de haber participado directamente en la desaparición, usando algún tipo de sustancia con la que se buscaba dormirle para que no se resistiera", señala.







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