La hostelería alza la voz: "Nosotros no somos el problema"

Tras varios meses sufriendo directamente las consecuencias derivadas por la pandemia de la Covid-19, sobre todo por las fuertes medidas restrictivas que, de un tiempo a esta parte, han estado vigentes para contener la propagación de la enfermedad, el sector de la hostelería y la restauración en Canarias sigue sumido en una burbuja de incertidumbre de la que, actualmente, todavía no sabe cómo saldrá. Horas después de que el Gobierno autonómico pusiera encima de la mesa la posibilidad de requerir un certificado de vacunación para poder acceder al interior de locales públicos, como bares o restaurantes, TIEMPO DE CANARIAS reúne las evidencias científicas de la situación que se está viviendo en el Archipiélago y, además, pulsa la opinión de profesionales que podrían verse afectados por esta medida. Como muchas otras, esta también crea cierta división. No obstante, los profesionales del sector coinciden: "La hostelería no es el problema".

Para poner la situación en contexto, cabe recordar que la carta de solicitar el mencionado certificado de vacunación fue puesta encima de la mesa en las últimas horas por parte del Ejecutivo regional, coincidiendo esto con la detección de los peores datos de toda la pandemia en las Islas, que han superado récord de contagios durante los últimos tres días de manera consecutiva. De hecho, en lo que va de semana se han superado las 3.000 infecciones hasta dar un total de 3.026. Esta restricción, que se aplicaría al interior de aquellos locales en los que haya relación social, será estudiada la próxima semana junto a la mesa sectorial de restauración y de comercio. De aprobarse, para poder acceder al interior de los establecimientos sería necesario portar el certificado de vacunación o mostrar una PCR negativa o un test rápido que demuestre estar libre del virus. 

Para conocer las evidencias científicas que puedan avalar –o no– la aplicación de esta medida, Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, médico epidemiólogo y miembro del Comité Científico que ha asesorado al Gobierno de Canarias en la lucha contra la pandemia, descuelga el teléfono. Con la sinceridad que le caracteriza, el doctor valora que, ante la imposibilidad de tomar otras medidas porque han sido "cortocircuitadas", cree que "se debe hacer todo lo posible por darle un golpe a la situación tan espantosa que estamos viviendo". "Lógicamente, limitar posibles situaciones que favorezcan contagios en espacios que son favorables a la diseminación del problema, me tiene que parecer bien, pero repito, siempre y cuando no se puedan tomar otras medidas. Ojalá pudieran tomarse otras, pero te dicen que no. En este contexto hay que hacer uso de lo poco que hay y yo, sinceramente, no lo veo mal", reflexiona. 

Asimismo, García Rojas también considera que, desde el punto de vista legal, no es conocedor de "si podría tener o no mucho encaje". "No soy jurista, pero también me preocupa lo que puede suponer la situación para personas que no se pueden vacunar, bien porque la tengan contraindicada, o los niños, que no la tienen autorizada. Lógicamente, si no hay otra posibilidad, hay que tomar las que se puedan", sentencia al respecto de esta opción, poniendo de relieve que la alta incidencia del virus en el Archipiélago requiere medidas severas que hasta no hace mucho se encontraban activas como, por ejemplo, el toque de queda denegado esta misma semana por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC): "No me refiero a lo que ha decidido porque no soy jurista. Yo lo que hago es hablar como médico, y como médico digo que, con la situación tan explosiva que estamos viviendo, el toque de queda es una herramienta importantísima para reducir el número de casos".

Un sector condicionado por la incertidumbre

Si hay un sector que, desde un inicio, ha estado marcado por la incertidumbre de no saber qué va a pasar de una semana para otra ese es el de la hostelería y la restauración, cuya actividad ha tenido que amoldarse en más de una ocasión a las restricciones de cada isla en función de cada nivel, pues cuando el estado de alarma estaba vigente, muchos tuvieron que echar el cierre en interior, aunque esta decisión fue tumbada el pasado 29 de junio por el TSJC y ahora sí que pueden atender dentro, pero con límite de aforo. Ahora, las dudas parecen seguir siendo las mismas. "Lo primero es que no sabemos si esa norma sería también para tiendas, comercios o gimnasios. Por el momento, no tenemos constancia de hacia quién va encaminada", afirma a este medio José María Mañaricua, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de Las Palmas, quien remarca que todo pasa por "la vacunación del 80 % de la población en Europa, en España y en Canarias". 

"Lo que sí vemos fuera de aquí es que en Ibiza, por ejemplo, los propios propietarios de discotecas están a favor de que solo puedan acceder personas vacunadas, antes que estar cerrados. Bueno, veremos cómo lo plantea el Gobierno de Canarias y preguntaremos a los propios empresarios de hostelería, ocio y otros sectores cómo lo ven, pero no tenemos una opinión formada porque no nos han informado. Por supuesto, antes de tener espacios cerrados, mejor que puedan acoger a personas que demuestren estar inmunizadas. El problema es que hay una parte de la población que todavía no ha podido ser vacunada y habría que darles una solución", destaca el presidente de la FEHT, consciente de las complicaciones que ha tenido el sector durante todo este tiempo: "El futuro no lo dan una o dos restricciones, eso se dará cuando el 80 % esté vacunado. Por lo tanto, nuestra esperanza está a partir de septiembre". 

De incertidumbre sabe mucho Severiano Díaz (37 años), quien regenta 'El Taller de Seve Díaz', uno de los restaurantes más conocidos de Tenerife, ubicado en Puerto de La Cruz. Haciendo un repaso a lo que le ha tocado vivir, asegura haberse sentido "solo". "Parece que es ahora cuando se está demostrando que la culpa de todo esto no la tiene la hostelería. Mi local no tiene ningún metro de terraza, solo tiene interior, y nos hemos visto obligados a cerrar hasta en cuatro ocasiones. Entonces, hemos tenido que hacer malabares para sostenernos. La pandemia nos ha afectado a todos, y lo puedo entender, pero después de un año... (silencio). Nosotros no somos los culpables, aunque el daño ya está hecho. Eso es irreparable.", lamenta desde el otro lado del teléfono. 

Ahora, con la posibilidad de implantar esta obligatoriedad de presentar un certificado de vacunación para poder comer en el interior de su establecimiento, 'Seve', como todos le conocen, se muestra a favor: "A mí me parece que esas medidas son justas porque para algo debe servir la vacunación. Vamos a un ritmo lento, pero lo veo bien, aunque lo que no termino de entender es cómo se aplicaría". Todo ello después de que Tenerife estuviese a punto de ver incrementado su nivel de alerta con motivo de la alta tasa de contagios que viene protagonizando, algo que, a su juicio, traería "la ruina". "La gente está deseando salir con una cierta normalidad y la vacuna existe para eso. Más que prohibir, hay que incentivar para que la gente se vacune. Con medidas así creo que puede conseguirse. Hablo con muchos compañeros que han tenido las mismas dificultades y hemos estado a punto de quebrar, aunque hasta que no termine esta historia, yo no sé qué será de nosotros", afirma.

Figura también importante de la hostelería en Canarias es Juan Carlos Clemente, uno de los profesionales de la gastronomía más reconocidos de las Islas. Para él, este tiempo de restricciones ha sido "una montaña rusa". "Sí, ha sido un año complicado. Los negocios de hostelería necesitan facturar para que esto sea rentable y cuando limitas la capacidad de aforo te lo ponen muy difícil. Entonces, alabo a todos los empresarios que se han mantenido abiertos, con todos sus empleados, y han querido seguir apostando por esta historia. Por esa parte, me siento orgulloso de formar parte del sector", enfatiza antes de analizar la situación actual, marcada, de nuevo, por las limitaciones. 

"Por un lado, lo entiendo, es normal", asegura acerca del certificado de vacunación. "No obstante, es cierto que cada vez le estamos soltando más responsabilidad al restaurador. Entiendo que todos tenemos que ayudar, pero es muy difícil lo que en ocasiones nos piden. Al final, tenemos que buscar la manera, pero al restaurador ya no se le puede exigir mucho más. Por ejemplo, el 98 % de nuestros clientes vienen a través de reservas. Dime el colapso que se te puede hacer cuando, además de gestionar todo lo que tienes que gestionar, el cliente se te presenta y, de repente, se le ha olvidado. Sinceramente creo que nosotros no estamos para eso. Lo que no se puede hacer es exigir al último eslabón de la cadena que controle todo aquello que hasta al propio Gobierno hay veces que se le ha escapado", sentencia.

Con una versión mucho más contundente. Así se explica Josué Pardo Boza, presidente de la Asociación Canaria de Hostelería. "Durante todo este tiempo han cerrado un montón de negocios. Han atacado a la hostelería de una forma absurda, catalogándola como la culpable de todo lo que está pasando, cuando no es verdad. Si la hostelería fuera la culpable, los hospitales estarían llenos de camareros. El resumen es claro: a la hostelería la han machacado", declara desde el otro lado del teléfono. "La gente no tiene ni idea de lo que va a pasar y esa incertidumbre hace mucho daño. Somos un sector abandonado que siempre ha ido a peor", asegura. Por su parte, en lo que respecta, al certificado de vacunación, lanza una nueva frase cargada de contundencia: "Al final vamos a tener que sacarnos el título de Enfermería o de inspector de Sanidad".