“No soy muy optimista, en cuanto a una rápida recuperación, y creo que hasta 2023-2024, no estaremos al nivel de 2019”, manifestó Domingo Lorenzo, licenciado en Economía, Ciencias y TécnicasEstadísticas, Administración y Dirección de Empresas, en el curso ‘El impacto de la Covid-19 en las economías insulares de Canarias’, de la XXIX edición de la Universidad de Verano de Maspalomas.
Jesús Lorenzo presentó el análisis estadístico realizado por el ISTAC, sobre los cambios socioeconómicos que se han producido en las Islas, en el año de la pandemia. “La caída del producto interior bruto es uno de los indicadores económicos más importantes en Canarias. En 2020 se registró una caída del PIB, en torno al 20%. Por islas, Fuerteventura sufrió una caída del 30%; Lanzarote del 28% y las dos islas capitales, entorno al 20%, el 18% en Gran Canaria y el 20%, en Tenerife. Las tres islas más occidentales son las que han sufrido un menor impacto, en torno al 10%, 12%”, expuso Lorenzo.
Estos datos están relacionados “con la dependencia del turismo, por eso hay unas islas más afectadas que otras. En la estructura económica de Lanzarote y Fuerteventura, más del 50% de su valor añadido, depende de la hostelería y de la restauración, del transporte y del comercio, y por eso, han sido las más afectadas, incluso si lo comparamos a nivel estatal, peor que Baleares. Aún no sabemos si les costará más la recuperación económica”, destacó el experto.
Sobre el reparto de los fondos europeos, Lorenzo consideró que Lanzarote y Fuerteventura no tienen el peso que tienen Gran Canaria y Tenerife del sector turismo, “así que seguramente sean las islas capitalinas las que más fondos reciban”. En este apartado, destacó a Fuerteventura y Lanzarote afirmando que son las islas en las que más ha caído el empleo.
Por su parte, Antonio González, doctor por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, asesor, consultor y experto en gestión y planificación estratégica, manifestó que en Canarias existe “un modelo acomodado en el que los turistas vienen por un turismo de sol y playa”, pero también es necesario crear otros modelos y tendencias, como el turismo activo, de naturaleza, el geoturismo, ecoturismo, de aventura, actividades y eventos deportivos. Pero también hay que tener en cuenta que, “nuestro turismo deja una huella ecológica extraordinaria, moviliza aviones y deja afecciones sobre el medioambiente”.
“Si estamos buscando un turismo de mayor calidad, tenemos que buscar nuevos modelos y a la vez nuevos productos. Centrándonos en nuevos contenidos, como la organización de eventos, turismo gastronómico o turismo idiomático, pero también hay que pensar que, para la reactivación, aún estamos a tiempo de reconducir un modelo más sostenible que respete el desarrollo de la agenda marcada por la Naciones Unidas”, expuso.







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