Un crimen planificado para provocar el máximo dolor

Comienzan a salir a la luz detalles del asesinato cometido por Tomás Gimeno. El parricida, presuntamente, habría acabado con la vida de las niñas (Anna y Olivia) en su finca de Igueste de Candelaria en un plan preconcebido que tenía, como único fin, provocar a su expareja (Beatriz Zimmerman) el máximo dolor posible. Esta es una de las premisas que señala la magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar en un auto dictado este mismo sábado para informar al Ministerio Fiscal sobre la procedencia de dejar sin efecto la vigente orden internacional para la detención de Gimeno por delito de sustracción menores. La jueza –a su vez– ha pedido otra orden internacional para la detención de Tomás Gimeno por la presunta comisión de dos delitos agravados de homicidio y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género.

El pasado jueves, 10 de junio, en el momento en el que se produjo el hallazgo del cuerpo de Olivia Gimeno, la mayor de las hermanas desaparecidas en Tenerife, todavía quedaban muchas preguntas en el aire. Pero poco a poco se van dilucidando. El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño' encontró a unos 1.000 metros de profundidad dos bolsas de deporte, una de ellas rota y vacía y la otra conteniendo el cuerpo sin vida de Olivia. De ello resulta, al menos indiciariamente, detalla la magistrada del caso, que la intención que Tomás tuvo cuando se llevó a sus hijas no fue sustraerlas de su madre para llevárselas a un paradero desconocido, sino presuntamente asesinarlas de forma planificada y premeditada con el fin de provocar un inhumano dolor a su expareja, a la que de forma deliberada buscó dejar en la incertidumbre acerca del destino que habían sufrido sus hijas al ocultar sus cuerpos.

Tomás Gimeno, siguiendo esa misma línea, eligió lugares alejados de la costa y profundos, donde pensaba que nunca serían encontradas las menores. Un lugar donde los fondos marinos no podrían ser investigados, salvo por los especiales medios con los que cuenta el buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño’, razón por la que se acordó su intervención. Todo ello tras anunciar, tanto a Beatriz, como a su entorno más cercano, que se iba con las niñas y que "no les volverían a ver jamás".

La jueza añade en el auto que las menores no volvieron a ser vistas con vida desde que el parricida abandonó con ellas la casa de sus padres, lo que indica que, presuntamente, Tomás mató a sus hijas en Igueste de Candelaria, envolviéndolas en toallas e introduciéndolas en bolsas de basura y estas en bolsas de deporte, que colocó en su vehículo.

Ya en el coche paró brevemente a dejar efectos personales en casa de sus progenitores, se dirigió a la Marina de Santa Cruz, portando a sus hijas en las bolsas de deporte hasta la embarcación para luego arrojarlas al mar. Si bien solo se ha localizado, hasta el momento, el cuerpo de Olivia, la hipótesis fáctica más probable respecto a Anna es, desgraciadamente, la misma, apunta la jueza.

El buque oceanográfico regresa a tierra por una avería

El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño' ha atracado este sábado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife debido a una avería en su equipamiento técnico, después de pasar trece días consecutivos de rastreo en la zona, donde el pasado jueves se encontró el cuerpo sin vida de Olivia y donde se buscan los de su hermana Anna y su padre Tomás Gimeno.

Según fuentes de la investigación, el buque ha regresado a puerto para resolver un problema técnico y abastecerse de agua y víveres. El delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, informó este viernes de que la búsqueda de Anna y Tomás seguiría, al menos, hasta el próximo lunes y no descartó que el buque permaneciera más días en las aguas tinerfeñas si fuera necesario.