Más de 24 horas después del hallazgo del cuerpo de Olivia, la mayor de las dos hermanas desaparecidas el 27 de abril tras ser secuestradas por su padre, Tomás Gimeno, la inspección del fondo marino sigue su curso sin descanso alguno. El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño', dotado por un robot submarino y un sonar que, desde su llegada, ha trabajado en un ratio de búsqueda que ronda los 34 kilómetros cuadrados, continuará en aguas del Atlántico hasta agotar todas las posibilidades de rastreo. Y es que ahora, después de una jornada sin novedades, todo sigue centrado en un mismo objetivo: encontrar el cuerpo de Anna -la otra menor- y el del responsable de este fatal desenlace.
Con dolor y con el corazón helado. Así amaneció este viernes, 11 de junio, el conjunto de Canarias. Todo ello después de que durante la tarde del jueves, la Delegación del Gobierno y la Guardia Civil confirmaran el hallazgo de un cuerpo "aparentemente de una menor de edad" que, según confirmaron los primeros análisis realizados en el Instituto Anatómico y Forense de Santa Cruz de Tenerife, correspondía con el de Olivia, situando así el caso en el peor escenario posible de todos los que se habían barajado hasta ese momento y, a su vez, derrumbando las esperanzas de Beatriz, madre de las menores, quien ahora se encuentra totalmente "rota por el dolor", tal y como afirma su entorno a TIEMPO DE CANARIAS. "No para de repetir que no lo entiende", aseguran.
Tras ser castigada duramente por el dolor y ver cómo su esperanza en Tomás se desvanecía este pasado –y fatídico– 10 de junio, la propia madre de las niñas ha confirmado a sus personas de confianza que tiene la intención de comenzar el procedimiento para retirar el apellido Gimeno a sus hijas y que estas pasen a llamarse Anna y Olivia Zimmerman de Zárate. Mientras, sigue estando arropada por su familia más directa y también por sus amigas. "Muchos sabíamos que estaba la hipótesis de este desenlace, pero para nosotros era mínimo. Nuestra esperanza era total", asegura, por su parte, el portavoz de Beatriz y, también, presidente de la Asociación SOS Desaparecidos, Joaquín Amills. "Por ahora lo que sabemos es que el tiempo de búsqueda se seguirá ampliando si no se encuentran los cuerpos de Anna y de este individuo", aclara.
Claves de la investigación
El cadáver de Olivia, de tan solo seis años, fue hallado en el interior de una bolsa de deportes que se encontraba lastrada por el ancla de la embarcación de Tomás a más de mil metros de profundidad, a unos tres kilómetros de la costa de Tenerife. Según fuentes de la investigación, los restos de la menor estaban sumergidos junto a otra bolsa que, por el contrario, se encontraba vacía. Por lo tanto, con estos hechos encima de la mesa, para los investigadores parece claro que, en las profundidades, también se encuentran los cadáveres de Anna, de solo 14 meses, y del propio Tomás. Es más, no se descarta que pudiera utilizar un cinturón de plomos para lastrarse. Por ello, la propia Delegación del Gobierno en Canarias ha oficializado que el ya mencionado buque, que ha tomado como referencia la geolocalización del móvil del varón, ampliará su estadía en aguas de Tenerife.
"Ojalá la investigación logre encontrar a la otra niña y esa familia pueda descansar, aunque aún quedan días muy duros”, aseguró esta misma mañana Anselmo Pestana, representante del Ejecutivo central en las Islas. Y es que los hechos, marcados por la crueldad, han provocado numerosas reacciones públicas y, también, varias concentraciones en memoria de las pequeñas. "Aunque no hubiera pruebas que lo indicaran, siempre nos agarramos a la esperanza de que Anna y Olivia estuvieran con vida para no esperar un desenlace tan trágico", prosiguió su discurso. Además, a unos pocos metros de distancia, en la sede de Presidencia del Gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, Ángel Víctor Torres, jefe del Ejecutivo autonómico, lideró un acto de repulsa en el que se condenó “el asesinato de Olivia, secuestrada junto a su hermana Anna por el padre de ambas”.
Joaquín Amills, portavoz de Beatriz, en TIEMPO DE CANARIAS: "El objetivo de Tomás era hacer el máximo daño y la forma de hacerlo no era asesinando a las niñas y suicidándose, sino ocultando los cuerpos a mil metros de profundidad"
"Ningún maltratador es un buen padre", reprobó el presidente durante un discurso marcado por el respeto y el silencio, el mismo que ha abrazado a todo el Archipiélago desde el momento en el que las autoridades confirmaron el hallazgo que nadie nunca quiso contar. Poco después de esa comparecencia, a primera hora de la tarde, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) informó de que la prueba de la huella dactilar ha confirmado que el cadáver hallado a más de mil metros de profundidad era el de Olivia, ratificando así el fatal desenlace ocasionado por Tomás. "Una persona tan cobarde y tan vil no puede tener un registro de persona humana. No se puede hablar de él como padre. Lo que ha hecho va más allá de cualquier tipo de entendimiento o de locura", lamenta el ya citado Joaquín Amills.
"Lo hizo todo de una manera premeditada que, a su vez, define muy bien cuál es el carácter de este sujeto: infantil, inmaduro, manipulador, avaricioso y egoísta. Aquí se trataba de hacer un daño tremendo a todos, lo que define lo egoísta y cobarde que es. No le importaron los daños colaterales para su familia, para sus padres, para sus amigos... Nada de eso le importó. Su objetivo era hacer el máximo daño a Beatriz y la forma de hacerlo no era asesinando a las niñas y suicidándose, sino ocultando los cuerpos a mil metros de profundidad para que nunca fueran encontrados y que la madre pensara el resto de su vida pensando que sus hijas estaban desaparecidas, preguntándose en todo momento dónde estarían, buscándolas por todo el mundo, como hemos hecho todo este tiempo. Este habría sido el futuro de Beatriz, el que Tomás planeó", sentencia, compartiendo el deseo único de poder encontrar los cuerpos y poder poner el punto y final.







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