La desaparición de Anna y Olivia, las menores de uno y seis años desaparecidas en Tenerife el 27 de abril después de ser secuestradas por su padre, Tomás Gimeno, acaba de la peor manera posible, esa que todos siempre quisieron desterrar. El hallazgo del cuerpo de la mayor de las niñas -sin descartarse que los otros dos sigan hundidos- rompe en mil pedazos el corazón de dos familias castigadas por el dolor: la del progenitor de las menores y la de Beatriz, una madre que se mantuvo firme hasta el final en el ejemplo de amor más grande que se puede dar a unas hijas. La noticia, conocida durante la tarde de este jueves, ha destrozado por completo el corazón de miles y miles de canarios que, de una forma u otra, colaboraron y se interesaron por una búsqueda que se prolongó durante más de un mes.
Estas son, por desgracia, las líneas que nunca quisieron leer. Esta es, con diferencia, la crónica que nunca quisimos escribir. 44 días exactos han transcurrido desde la tarde del 27 de abril, momento en el que Tomás recogió a sus hijas en casa de Beatriz con el compromiso de devolverlas cuatro horas más tarde, algo que nunca hizo. Desde entonces, la angustia, la desesperación y -por qué no decirlo- la rabia se ha apoderado de todas y cada una de las personas que, de manera directa o indirecta, han estado pendientes de las evoluciones del caso, desde el hallazgo a la deriva de la embarcación en la que el padre de las niñas se hizo a la mar hasta este fatídico 10 de junio.
En medio, miles y miles de hipótesis. Y es que aunque 'Tomy' -como le conocían sus más cercanos- ya hubiese amenazado con abandonar Tenerife meses atrás e, incluso, le hubiera reconocido a Beatriz que no volvería a verle "nunca más", ni a él ni a las menores, su expareja, sin rencor alguno, siempre mantuvo la esperanza de que se trataba de "una fuga", aferrada a que, en sus últimas conversaciones telefónicas, le repitió en varias ocasiones que se quedara "tranquila" porque él las iba a "cuidar". Todo era mentira. Que las niñas no aparecieran en ningún momento junto a su padre en el momento de zarpar, tal y como recogen las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la Marina de Tenerife, algo que podría parecer positivo en un principio, acabó significando que la gran tragedia siempre estuvo delante de todos.
Por desgracia, tal y como han confirmado fuentes oficiales durante la tarde de este jueves, el buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño', dotado con un sonar y un robot submarino para realizar una radiografía del fondo del mar, encontró un cuerpo sin vida, aparentemente de una menor de edad, que posteriormente, tras ser trasladado al Instituto Anatómico y Forense de Santa Cruz de Tenerife, fue confirmado como el de Olivia Gimeno por parte del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 3 de Güímar. El cadáver de la mayor de las hermanas fue hallado dentro de una bolsa de deportes junto a otra que, por el contrario, se encontraba vacía. Todo ello a más de mil metros de profundidad, junto al ancla de la embarcación. Ahora, la Guardia Civil sigue con las labores de rastreo en busca de Anna y Tomás.
El punto clave de la investigación
Todo caso tiene un punto clave que marca la hoja de ruta o, simplemente, cambia por completo los ritmos de la búsqueda. Eso fue lo que pasó alrededor de las 14:00 horas del pasado lunes, 7 de junio, cuando el buque cedido por el Instituto Español de Oceanografía encontró a unos 1.600 metros de profundidad una botella de oxígeno enrollada por un edredón nórdico que, tal y como confirmaron los análisis llevados a cabo por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid, resultaron ser del padre, sobre todo tomando como referencia la constancia de su adquisición y las pertinentes revisiones periódicas de las mismas. A raíz de ahí, la principal hipótesis de la Guardia Civil siempre fue que el mentado objeto había sido utilizado como lastre.
Por este motivo, María Gámez, directora general de la Guardia Civil, anunció públicamente que el buque ampliaba su estadía en aguas de Tenerife, al menos, hasta el 14 de junio, sobre todo para seguir explotando un trabajo diario de 24 horas de manera ininterrumpida por la certeza casi absoluta de que en ese ratio de búsqueda se encontraba lo que Gimeno había arrojado al mar. Por desgracia, era lo que nadie nunca quiso pensar. A varios kilómetros de distancia, en su casa, Beatriz recibió la noticia de manera directa por parte de la Benemérita. "No esperábamos este final", aseguran desde su entorno a TIEMPO DE CANARIAS. Esta es la historia que ha mantenido en vilo a Canarias durante los últimos 50 días. Esta es, a su vez, la historia de una mujer que siempre arropó a unas hijas que ahora, aunque ya no estén aquí, seguirán iluminando a su madre.
Reacciones
En general, la noticia del hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia Gimeno ha supuesto un duro varapalo para la sociedad canaria y española, que se encuentra totalmente conmocionada. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha sido una de las primeras voces públicas en solidarizarse con la madre de las niñas, Beatriz Zimmermann, y ha mandado un mensaje a través de las redes sociales: "No me puedo imaginar el dolor de la madre de las pequeñas". También ha hecho público su dolor Ángel Víctor Torres, líder del Ejecutivo canario: "Toda nuestro pesar, ánimo y fuerza a su mamá, Beatriz, a sus familiares y amistades. Canarias destrozada". Al líder socialista también se han sumado innumerables personalidades políticas como Fernando Clavijo, Ana Oramas, Australia Navarro...







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