Desde su llegada al poder, el presidente del Ejecutivo autonómico, Ángel Víctor Torres, ha tenido que hacer frente a la mayor retahíla de retos y crisis de ningún gobierno canario en la historia del Archipiélago. “Este ha sido el Gobierno de responder a las adversidades”, asegura en esta entrevista con Francisco Pomares para Tiempo de Canarias con motivo de la celebración del Debate sobre el estado de la Nacionalidad Canaria del próximo martes, en la que analiza el actual contexto sanitario, político y económico de la región. A pesar de los conflictos internos de su gabinete, protagonizados en varias ocasiones por sus socios de Unidas Podemos, asegura que "no temo por la estabilidad del Pacto de las Flores".
No son tiempos fáciles para el mandatario socialista. A la mayor crisis sanitaria y posiblemente económica de la historia, generada por la pandemia de la Covid-19, se le suman otros frentes tanto en las entrañas de su partido, con la designación de Santiago Pérez como senador autonómico, como entre las fuerzas políticas que sustentan el Pacto de las Flores, con el rechazo de la formación morada al nombramiento de Blas Acosta como viceconsejero de Economía. Admite que, en el último año y medio, "han sido varias las noches en las que no he podido dormir", aunque descartó que dichas fracturas internas en su gabinete le quiten el sueño: “No temo por la estabilidad del Pacto de las Flores”.
Reconoce, con cierto pesar, que “este ha sido el Gobierno de responder a las adversidades”, pues “¿qué tiempo hemos tenido de cierta calma para desarrollar políticas a medio y largo plazo?". Son muchos los conflictos que lleva acumulados su Ejecutivo: "Incendios, quiebra de Thomas Cook, cero energético en Tenerife, primer caso de la Covid-19 en España en La Gomera, hotel confinado en Tenerife, cierre de toda la actividad económica por el estado de alarma, la mayor calima en 40 años de Canarias y el mayor repunte migratorio que hemos tenido".
El grave impacto que las restricciones impuestas para contener al virus causan en la economía isleña supone otro enorme quebradero de cabeza. Son muchos los sectores que se sienten asfixiados por las limitaciones para ejercer su actividad, como la hostelería y el ocio nocturno. Apunta que la única solución para que las empresas puedan volver a abrir con total normalidad es alcanzar "una gran inmunidad”, y promete mayor agilidad con las nuevas ayudas económicas para pymes, empresas y autónomos, aunque reconoce que estas no serán suficientes, ya que “la pérdida es de miles de millones de euros en todas las economías, de todas las comunidades y todos los países. Es una quimera pretender cubrir el 100 % de las pérdidas de lo privado con lo público; es imposible”.
“Si queremos tener cero contagios, que es posible, hay que cerrar todo; hacer un confinamiento, pero si lo hacemos mataremos definitivamente a nuestra tierra e iremos a la pobreza absoluta”, advierte, a la vez que recuerda que “Canarias es la comunidad que más tiempo ha mantenido abiertos sus negocios”. Insiste en que “somos una de las regiones más afectadas” por la pandemia, aunque agradece el apoyo del Gobierno central con los fondos destinados a ayudas, pues, tal y como explica, “se ha tenido una discriminación en positivo para los archipiélagos, y creo que es de justicia”.
Por otra parte, en cuanto a la evolución epidémica de las Islas, subraya que "somos la única autonomía que no ha estado en riesgo extremo", y atribuye la mejor contención de la pandemia en el Archipiélago a "la toma de decisiones y a la responsabilidad social del pueblo canario”. Sin embargo, el actual repunte de los contagios y de la incidencia acumulada le preocupa. Explica que “debido a que durante las Navidades no tomamos las decisiones tan drásticas que otras comunidades, que tuvieron que cerrar absolutamente todo, tenemos ahora un repunte que controlamos y que no llega a que estemos en situación extrema”.
Se muestra contundente al señalar que “la voluntad del Gobierno de Canarias es preservar la salud; punto uno, y hacerlo convivir con una normalidad económica", si bien es cierto que "no es fácil el equilibrio". En cuanto al progreso del operativo de vacunación, no renuncia y mantiene su confianza en "tener al 70 % de la población inoculada en verano", siempre y cuando “no tengamos imprevistos”, como ha sucedido con el fármaco de AstraZeneca.
La controvertida gestión de la consejería de Derechos Sociales, con Noemí Santana a la cabeza, es una de las principales críticas que recibe su Ejecutivo, y admite que, en dependencia, “tenemos que seguir mejorando y lo vamos a hacer”, pero incide en que “Canarias tiene un déficit histórico que debemos corregir”. No obstante, pide tiempo para lograrlo: “Estamos ante un periodo de cuatro años en el que creo que tenemos que ser sometidos a la consideración final cuando acabe la legislatura”.
Por último, con respecto a la crisis migratoria, no duda en admitir que “la imagen de Arguineguín no debió darse jamás” y puntualiza que los migrantes “fueron a hoteles porque no había dónde ir, porque se desmanteló durante 10 años todas las infraestructuras en todas las Islas y porque no se cedía espacio por parte de otras administraciones”. Por ello, considera que, de cara al futuro, “necesitamos una red de emergencia” para atender posibles repuntes en las llegadas irregulares, además de “impedir convertirnos en islas cárcel. Nos jugamos el presente y el futuro”.
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