Tras un año de azote de la pandemia, y pese a los enormes esfuerzos financieros para mantenerlo izado, el tejido empresarial español -plagado de pymes y autónomos- luce hoy maltrecho y con graves rasgones precisamente en sus áreas más relevantes: el turismo y la hostelería.
En paralelo, este huracán covid-19 ha propulsado su digitalización y la adopción del teletrabajo, que se ha duplicado, lo que a su vez ha elevado hasta un 50 % el uso del teléfonos y de internet, un salto de gigante que sin pandemia habría requerido lustros.
En el ámbito empresarial, el gran golpe de la covid-19 se lo ha llevado el turismo, que en la "vieja normalidad" era uno de los que más aportaba al PIB (cerca del 12,5 %) y ahora, en vísperas de que se cumpla un año de la declaración del primer estado de alarma y de un insólito confinamiento de toda la población durante más de dos meses, apenas aporta el 5,5 %.
Y es que las fuertes restricciones aplicadas en todo el mundo cortaron radicalmente los movimientos. Aeropuertos fantasma, estaciones vacías, hoteles y restaurantes sin actividad y toda la oferta de ocio complementaria también a cero, sobre todo por el turismo internacional, que es el que sostiene el grueso del sector, aportando cerca de dos tercios.
Los números lo dicen todo: En este año de vapuleo por la covid se han perdido más de 70 millones de turistas internacionales y los más de 80.000 millones de euros que habrían gastado en España; y con ellos más de 750.000 puestos de trabajo (entre desempleados y afectados por ERTE).
Más allá de los ERTE y los créditos ICO, el sector clama por ayudas directas, que precisamente se aprueban hoy, un año después, porque necesitan liquidez con urgencia para evitar que lo que es un desajuste transitorio de caja, a la larga, se convierta en un problema insuperable de solvencia.
UN TERCIO DE LA HOSTELERÍA YA HA DESAPARECIDO
En la hostelería, ya ha cerrado casi una tercera parte de los más de 300.000 establecimientos que había antes de que se desatara la mayor crisis pandémica en tiempos modernos, al tiempo que se han destruido 290.000 empleos y unas 442.000 personas más están en ERTE (casi el 50 % del total).
Con una caída de ventas próxima al 50 % en 2020, los dueños de bares y restaurantes acatan con desesperación las restricciones impuestas y claman igualmente por ayudas directas, que aunque el Consejo de Ministros las aprueba hoy, habrá que ver cuándo llegan a sus balances.
El desplome de la actividad de bares y restaurantes tiene ramificaciones en toda la cadena alimentaria, un efecto colateral especialmente visible en la industria, con áreas como la de las bebidas alcohólicas, la cerveza o el vino entre los principales afectados.
La patronal de la industria alimentaria calcula que más de 1.700 empresas han cerrado y se han abierto procedimientos de despidos colectivos en Grupo Pascual, Heineken y Coca-Cola.
Solo los proveedores más enfocados en servir a los supermercados han capeado mejor el temporal, aunque en las primeras semanas del confinamiento general se vivieron momentos difíciles para garantizar el abastecimiento de productos básicos.
Así, las cadenas de distribución han aumentado sus ventas más del 5 %, impulsadas por un evidente trasvase del consumo de fuera a dentro del hogar, aunque en muchos casos también han visto incrementar sus gastos por cuestiones de seguridad.
A medida que el peso de los sectores en la economía española se va reduciendo, también lo hace el grado de deterioro sufrido.
La construcción ha visto caídas del 40 % en la contratación de obra pública, del 24 % en inversión inmobiliaria y del 18 % en compraventa de inmuebles, aunque los precios de momento no han sufrido descalabros.
El comercio ha capeado algo mejor el temporal, con un descenso del 6,8 % en 2020 en ventas y del 2,4 % en empleo, impulsado por la venta de productos de primera necesidad como alimentos y por el despegue de la venta en línea.
En cualquier caso, la patronal del textil Acotex advierte de la "alta probabilidad" de que más del 25 % de los comercios no logre volver a abrir, lo que implica unos 200.000 puestos de trabajo.
LA INDUSTRIA, AL COMBATE
En toda la industria el azote de la pandemia se ha traducido en una caída de la producción del 9,1 % en 2020. Las industrias del calzado (-28,2%) y textil (-26,5%) fueron las más dañadas, y el motor cayó un 18,4 % con un descenso del 32 % en las matriculaciones de vehículos.
Sin embargo, el sector farmacéutico ha crecido (2,1 %), ha colaborado en el combate contra el virus y de las ocho farmacéuticas españolas cotizadas, seis consiguieron mejorar sus datos respecto a 2019, con Biosearch (203 %) y Rovi (55 %) a la cabeza.
Al poco tiempo de declararse el primer estado de alarma, muchas otras industrias adaptaron también algunas de sus líneas de producción para fabricar los respiradores que faltaban en las UCI de unos hospitales saturados, así como mascarillas y materiales de protección.
Así, Seat había producido en mayo más de 600 respiradores que se enviaron a hospitales de toda España; al tiempo que El Corte Inglés reconvirtió sus talleres de costura en Madrid para producir mascarillas, cuando aún no eran obligatorias, pero ya escaseaban.
120.400 MILLONES EN PRÉSTAMOS A EMPRESAS Y 55.000 EN MORATORIAS A FAMILIAS
Para tratar de proteger al delicado tejido empresarial español, particularmente vulnerable por está muy basado en el sector servicios y compuesto mayoritariamente por pymes y autónomos, ha sido y será clave la banca.
En este año de tempestad, la banca ha favorecido que la imprescindible liquidez siguiera llegando, con más un millón de operaciones para prestar más de 120.400 millones. Más del 98 % de las empresas beneficiadas han sido autónomos y pymes.
Además, ha adelantado el pago de prestaciones como ERTE o pensiones y ha concedido 1,4 millones de moratorias de créditos hipotecarios y de consumo, con un saldo pendiente de amortización de 55.000 millones de euros, para aliviar la carga de las familias más afectadas por la crisis.
SALTO EN DIGITALIZACIÓN
Pero este sector clave también se ha visto afectado por el meteórico avance de la digitalización en este año pandémico, lo que ha abierto la puerta a la próxima eliminación de unos 17.000 empleos y a fusiones bancarias como CaixaBank y Bankia o Unicaja y Liberbank.
En general, gran parte del ámbito empresarial español se ha visto forzado a impulsar su digitalización para mantener la cabeza a flote, ahorrar gastos, impulsar su negocio y poder seguir remando. Por ejemplo, las facturas electrónicas se han elevado un 16 % y se calcula un ahorro en gestión de más de 1.800 millones.
Los empleados teletrabajando han pasado del 4,8 % en 2019 al 9,9 % en 2020, con picos muy superiores en pleno confinamiento, al tiempo que el uso de internet ha llegado a incrementarse hasta un 50 % y el del teléfono un 20 %, mientras las grandes empresas se replantean el uso de sus oficinas y contemplan la posibilidad de perpetuar el teletrabajo en la medida de lo posible.
Con ese esfuerzo en digitalización, sumado a la moratoria concursal y a las inyecciones de liquidez, por el momento se ha logrado contener la destrucción de empresas derivada de esta envestida económica, la mayor desde la Guerra Civil.
Paradójicamente, en 2020 cayeron un 13,6 % los concursos de acreedores, aunque es de prever un fuerte aumento -que podría incluso colapsar los juzgados especializados- cuando se suspenda la moratoria sobre la obligatoriedad de realizar este trámite ante una situación de insolvencia, que hoy se prolonga hasta fin de año.
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