A principios de los años ochenta la Movida Madrileña era el fenómeno cultural que dominaba el país. Sin que los medios se fijaran en ello, en el Levante español se iba construyendo una cultura de club que a finales de la década se masificó y se extendió a todo el país. Maspalomas y Las Palmas de Gran Canaria no se quedaron atrás, y muchos aún recuerdan con nostalgia salas como Mr. Gato, Rancho Park, La Rocka o Periferia, entre otras.
Los primeros noventa fueron sus años de cénit. La generalización del uso de las drogas de síntesis dieron pie el inicio de su decadencia, lamentablemente.
'La ruta del Bakalao' es uno de esos fenómenos socioculturales de los que es difícil de fechar su génesis. No así a su apogeo que fue claramente durante la década de los 90. El fenómeno tenía un punto nihilista y se extendió por todo un país que celebraba su mayoría de edad democrática entre los fastos del 92 y la resaca nacional de la movida madrileña.
'La ruta del bakalao', al contrario que sus hermanos mayores de la movida, no tenía una estética refinada ni grandes ambiciones culturales.
En los 80, mientras el pop-rock en español vivía un gran momento y la Movida se extendía en otras manifestaciones artísticas (cine, pintura, fotografía...) varias discotecas fueron el escenario improvisado de un fenómeno de 'cultura de club' que no generó interés a nivel nacional hasta finales de los 80 cuando el consumo de drogas, el VIH y ciertos cambios en la industria discográfica bajaron la persiana de la Movida. Entonces, los medios y las casas de música se fijaron en un fenómeno que había crecido sin llamar su atención en el Levante.
La música destroyer, la electrónica y la fusión de varias corrientes como acid house, que en España pasaría a ser simplemente 'música bakalo', pasó a impregnarlo todo.
La televisión y las radios se hicieron eco de este tipo de música, lo que produjo un efecto llamada. Todo el país quería conocer la ruta del Bakalao. Incluso se fletaban autobuses que conectaban las zonas.
TITTO LA ROCKA Y CHIMO BAYO
Uno de los Djs más conocido de la época en Canarias fue “Titto La Rocka”, al igual que en la península encontramos a Chimo Bayo.
Cuando el universo de 'lo Bakala' dio el salto a un público mayoritario, Chimo Bayo se convirtió en una gran estrella mediática. Su canción Así me gusta a mí, hizo que hasta a las personas más alejadas a todo lo que ocurría en las noches levantinas les sonase aquello del 'bakalao'.
Con los años, Bayo se ha convertido un referente de los 90 y posiblemente, el único de los nombres asociados a lo que sucedió en esos años que ha perdurado. En parte porque ha sabido reinventarse como empresario. El vino o la producción de eventos son algunos de los negocios en los que tiene diversificadas sus inversiones.
![[Img #62519]](https://maspalomasahora.com/upload/images/02_2021/9487_titto-la-rocka.jpg)
Por su parte, la trayectoria musical en Canarias de Titto La Rocka comenzó en 1992, en la mítica sala UTOPIA de Las Palmas de Gran Canaria. Su amor por la música electrónica surgió sin embargo mucho antes, cuando de niño visitaba a su hermano mayor, que trabajaba como Dj en una emisora de radio. Una noche, mientras trabajaba como director de Utopía, hubo problemas con el Dj residente y Titto lo sustituyó. Ya nunca dejaría de pinchar. Tras finalizar la etapa en UTOPIA Titto comenzó en Mr. Gato, un referente en las noches del Sur de Gran Canaria. Luego llegaron eventos como Paradise, Periferia, Rancho Park, Spider o Amnesia.
Con su personal manera de pinchar, su conexión con el público y su capacidad para crear una atmósfera especial, lograba siempre llenos absolutos. Titto cuenta ya con una legión de fieles seguidores. Después de sus sesiones tiene que dejar los clubs por la puerta trasera para evitar que se vaciaran las salas pues sus fans le siguen hasta el siguiente club.
Durante varios años La Rocka fue el santuario de la música electrónica en Canarias. Maratonianas sesiones de música hipnótica a cargo del gurú de la música house. Su fama no hacía más que crecer y su nombre comenzaba a traspasar fronteras. En 1996 Titto es invitado por el residente de la legendaria sala de Palma de Mallorca BCM, Rad Damon. Pronto se convirtió en parte de su equipo de Djs residentes, y trabajó junto al Djs Club formado por César del Rio, José de Divina, Isaac Indart y Ángel Costa.
En Mallorca pasó además por clásicos locales de la isla como Pachá o Plato, y comparte cabina con consagrados artistas internacionales como Carl Cox, Master at work o Jon Digweed. En los últimos años Titto ha estado presente en todas las ediciones de uno de los acontecimientos de la música electrónica más importantes de Europa, Street Parade Zurich, haciendo llegar sus melodías a más de un millón de participantes por edición. Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, Portugal, Austria, Holanda, Bélgica, Brasil, Marruecos o Thailandia son algunos de los países a los que ha llevado su música.
Ha compartido cabina con todos los grandes del panorama electrónico mundial. En la actualidad Titto sigue residiendo en Suiza, donde continúa consolidándose como artista internacional. Los eventos que promociona son sinónimo de éxito. Su manera de pinchar ha marcado a toda una generación que de su mano sigue descubriendo la evolución de los sonidos electrónicos.
El fenómeno Bakalao
El éxito del fenómeno estaba en que era absolutamente transversal. No había un código de vestimenta concreto ni eran necesarios tener referentes previos. Un ejemplo de cultura de club radicalmente popular que podía calar en cualquier estrato social.
Los fines de semana sin fin se convirtieron en su principal característica. De jueves a lunes se recorrían las distintas discotecas que se convirtieron en templos del fenómeno.
En la península, donde nació el fenómeno, recorrerlas todas y cada una era casi una obligación, como si se tratase de iglesias en el Camino de Santiago. Sus nombres se hicieron míticos: Spook Factory, Chocolate, Espiral, NOD, Puzzle, Barrac
La segunda mitad de los 90 fue la de la decadencia de este movimiento sociocultural. Como todas las modas, ésta pasó y sus seguidores o se hicieron mayores o murieron, o comenzaron a seguir nuevos ritmos y costumbres de ocio que llegaban a la España del cambio de milenio.








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