Cientos de turistas procedentes de Holanda o Reino Unido, se sorprenden a comprobar cómo nadie (absolutamente, nadie) les pide las pruebas al desembarcar los aeropuertos isleños.
La legislación española obliga a los extranjeros a volar con PCR o quedarse en tierra.
Pero, ya se sabe, del dicho al hecho, va un trecho. En Gando y Tenerife Sur, el personal de Sanidad Exterior (o sea, el Estado) brilla por su ausencia y los turistas pasan como Pedro por su casa.
Ingleses, escandivanos y holandeses se rascaron el bolsillo a una media de 150 euros por barba para el PCR, pero el test de acaba en el balde la basura en el caso de que disponga de residencias que no sean hoteles o apartamentos.
Los únicos vueltos testados este sábado fueron los de Alemania, mientras que el resto de los mercados emisores pasaron inadvertidos.
Los visitantes lamentan la falta de rigor de la frontera española porque sería más barato viajar sin PCR y solicitar una prueba (antígenos) en destino.
Precisamente, este sábado, 2 de enero de 2021, ha sido especialmente movido, con casi 900 vuelos entre todos los aeropuertos, sobre todo, de personas que vuelven a sus casas tras las vacaciones de Navidad.





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