La Plataforma ciudadana Chira-Soria, que persigue la paralización de la central hidroeléctrica del mismo nombre que promueve el Cabildo de Gran Canaria, cree que la construcción de esta infraestructura convertirá en "un infierno" el espacio natural del Barranco de Arguineguín.
Así lo ha afirmado este sábado en un comunicado Francisco Ojeda, agricultor ecológico de Cortadores y miembro de la plataforma, quien ha lamentado que haya que "soportar las explosiones de decenas de miles de kilos de dinamita 24 horas al día y un continuo trasiego de camiones y maquinaria pesada”.
Este colectivo recuerda que el estudio de impacto ambiental de este proytecto, actualmente en exposición pública, prevé "que las obras subterráneas duren 24 horas los siete días de la semana y que se vayan a utilizar 3.985 kilos de explosivos y 801 detonadores al día".
Además, agrega Ojeda, se instalarán tres polvorines que se acondicionarán junto a plataformas de obra (Soria, estación de bombeo II y Cañada de la Umbría), con una capacidad unitaria máxima de 9.000 kilos de explosivos y cuatro depósitos auxiliares con los detonadores.
Destaca también que se prevé la construcción de más de 24 kilómetros de accesos por carretera a la central y sus instalaciones en las presas, túneles aptos para la circulación de vehículos, las galerías de servicios que se construirán para hacer realidad la suma de 24,29 kilómetros de longitud, de los que cinco corresponden a nuevos tramos asfaltados al aire libre para llegar a las cavernas en las que se producirá el salto de agua y a las zonas de obra en los embalses.
La excavación de los túneles, zanjas, conducciones, galerías y caverna de la central hidroeléctrica de Chira-Soria generará, incluso después de la reutilización en la propia obra, un excedente neto de 775.000 metros cúbicos de tierras y rocas (635.0000 en la zona de Soria, 140.000 en la de Chira), "lo que significa decenas de miles de transportes en camiones cargados de escombros transitando por el espacio natural de Arguineguín durante años", asevera.
Ojeda afirma que el principal aliciente que encuentra a la hora de desarrollar su actividad como agricultor ecológico es “la tranquilidad y el equilibrio natural de este espacio natural", que, a su juicio, "va a perder todo el atractivo turístico, pues todo el barranco de Arguineguín será durante años un campo de batalla, con explosiones, ruidos insoportables y trasiego de camiones y maquinaria, lo que será la ruina para la hostelería y establecimientos de turismo rural”.
Este agricultor considera que la importante producción de hortalizas, mangos y aguacates de excelente calidad propia del Barranco de Arguineguín "se verá seriamente afectada, cuando no aniquilada, por el polvo en suspensión” que causará esta obra.
De igual forma, llama la atención sobre los perjuicios que acarreará la instalación de torres de alta tensión.
"Se instalarán por decenas, jalonando el paisaje de estructuras metálicas y cables, a lo que hay que añadir el riesgo de provocar incendios y las potentes emisiones electromagnéticas que produce el cableado", apostilla.
Sin embargo, lo que más preocupa a Ojeda "es el riesgo de derrumbe de las presas, cuyas consecuencias serían catastróficas".
"No nos podemos fiar de los estudios inconclusos y de las adjudicaciones dudosas a determinadas empresas de esos estudios relativos a la seguridad de las presas”, afirma este miembro de la plataforma ciudadana contraria a Chira-Soria.
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