Policultivo turístico
La cuarentena impuesta por el Reino Unido, las cifras de la 2ª EPA (que nos llevarían al 40% del desempleo si sumamos los trabajadores en ERTE) y el 18,5% de descenso del PIB español han aumentado la pasada semana la preocupación, hasta el punto incluso de hablarse de la "muerte del turismo" y de una supuesta necesidad de un cambio de modelo productivo. No, el Turismo no ha muerto, ni mucho menos. Las vacaciones son una necesidad de nuestros mercados emisores y eso seguirá estando ahí. No obstante, sí es posible que después de esta crisis nos encontremos con que el Turismo, tal como lo conocemos, haya cambiado notablemente. Pero veamos lo de la supuesta necesidad del cambio de modelo productivo, de la que tanto oímos hablar últimamente:
En el contexto del viaje de verificación por la OMT con varios periodistas internacionales, el Director de Comunicación de la OMT, Marcelo Risi, comentó, con relación a la importancia del Turismo, lo siguiente: "Si algo ha hecho esta crisis es poner al turismo en primera plana que es donde se merece estar, el turismo no es un añadido. El turismo ha experimentado un reconocimiento que ojalá le sirva de impulso para a partir de ahí crecer y crecer mejor” (maspalomasahora, 13.07). Efectivamente, el Turismo no es en absoluto un sector de "bajo valor añadido", tal como afirmaba hace pocas semanas un Ministro del actual Gobierno Central, y mucho menos en Canarias, donde es el principal motor económico.
Una actividad motor es la que, aparte de aglomerar un importante volumen de empleos directos e indirectos, es a su vez responsable de otro volumen importante de empleos inducidos. En el caso de Canarias, el Turismo supone un 40% del empleo directo (p.ej. recepcionista) e indirecto (p.ej. proveedor del hotel) y, si le sumamos el inducido (p.ej. comerciante en zona residencial), al menos otro 40% de los empleos. Tal como hemos podido constatar en esta crisis, una situación de Turismo Cero afecta también de lleno a todos los sectores de dependencia inducida. Son pocas las actividades que en Canarias pueden ejercer también de motor económico, es decir, que no dependan de otra actividad para funcionar, como p.ej. la actividad portuaria o la agricultura de exportación, siendo el Turismo el "motor" más relevante con mucha diferencia.
De ahí que al sector turístico se le denomine a menudo "monocultivo", si bien se suele usar el término de forma peyorativa. Esto es curioso, pues parece que ha calado en la sociedad canaria que el Turismo sería un sector de "poco valor añadido", tal y como defiende el ministro Alberto Garzón, y que habría que diversificar nuestra economía para no depender del Turismo. Esta es una visión que nos corresponde cambiar urgentemente, si queremos afrontar con éxito los nuevos retos turísticos que vienen. Y no sólo porque la economía canaria no es diversificable de una manera significativa, sino porque la actividad turística, que tanto parecemos denostar a veces, resulta que se nos da bastante bien y no en vano somos toda una potencia mundial en ello. ¿Por qué ese desprecio a la actividad de la que, de una forma u otra, vivimos casi todos? ¿Alguien ha oído a Arabia Saudí replantearse su modelo económico basado en el monocultivo del petróleo?
Por ello, no se trata de intentar buscar desesperadamente vías de crecimiento en industria y/o agricultura (que apenas las tienen), sino de seguir diversificando dentro del sector donde somos líderes, el Turismo, creando combinaciones únicas de servicios que no existan en ningún lugar, de manera que, en vez de hablar de un monocultivo económico, más bien hablemos con orgullo de un policultivo turístico, es decir, toda una variedad de productos turísticos únicos que surgen a través de la combinación con el clima de Canarias y que no son replicables en ninguna parte. En definitiva, nuestro modelo productivo no podemos cambiarlo de forma significativa, y muchos menos en dos días, pero sí que podemos mejorarlo (p.ej. invirtiendo en infraestructuras) o diversificarlo en torno al eje sol&playa&clima, apuntando a nuevos segmentos como, por ejemplo, los nómadas digitales de los que tanto se está hablando, los jóvenes o consolidando nuestros segmentos más fieles, como p.ej. los mayores.
En este proceso es importante no olvidar la extensión de los beneficios del Turismo: por un lado, a los otros sectores económicos como la industria o la agricultura a través de un mayor fomento del consumo de productos locales; por otro lado, a los trabajadores residentes, procurando que el empleo generado sea principalmente para la población residente, lo cual únicamente es alcanzable aumentando su competitividad laboral a través de una mejor formación profesional. Esto último también va unido a una necesaria puesta en valor de las profesiones turísticas. Pocas profesiones como los puestos de trabajo hoteleros en contacto directo con el cliente están por naturaleza provistas de tan alto potencial de satisfacción, ya tan sólo por la recepción de feedback instantáneo y «en vivo» del trabajo realizado, lo cual les da un altísimo potencial de motivación intrínseca (=relacionada con el mismo trabajo) y, con ello, un valor especial y único que muy pocas profesiones ofrecen. En conclusión, pongamos en valor nuestro policultivo turístico canario, entendido no sólo como una diversidad de combinaciones únicas de productos turísticos, sino también por su extensión múltiple de beneficios sociales y transversales.
www.antoniogarzon.com
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