Malditas sombras de realidad, nuestro vicio de morir por dentro
Cuando despertemos, el camino estará ahí. Siempre nos quedará el camino.
Este vicio de morirnos agónicamente atemorizados y en la soledad de lo desconocido no debe ser muy saludable. Preferiríamos hacerlo en bacanal de olores, sabores y sudores, sin miedo al mañana, sin quejarnos del hoy, sin desnaturalizar el presente.
Sin embargo, desde ayer se vive aquí y allí pensando en un futuro inexpugnable y distante; parapetados en quebrantos, cobijados en salvas pirotécnicas de aplausos que no son besos, ni abrazos, ni manos amigas de amor confesado. Estamos aún vivos pero vivimos sin aliento.
Yo, como tú, quisiera que el resto del mundo fuera verde, un prado, un valle, una montaña, un bosque, un río, un jardín, un cine, un teatro, una cafetería, un parque, una playa, un mar de otros, y otros, y otros, un océano de muchos donde repostar sonrisas, y versos, y sueños.
Pero nos están despidiendo. Nos piden que nos digamos adiós por anticipado. No están exigiendo que nos deshojemos; que cerremos los ojos para desandar el camino de vuelta, y que no lloremos, y que al claudicar pongamos otra vida como sello.
Después de la tormenta, mañana, todo será distinto, porque ya no seremos, porque somos otros. Desde ayer desaparecimos de lo que fuimos para convertirnos en otros nosotros, en diferentes otros, sólo tal vez menos divinos, más submarinos; más cavernícolas sin aquellos caparazones protectores hoy rasgados.
Dice el tiempo que quien sobreviva al vacio y al olvido sabrá que el tiempo y sólo el tiempo fue la mejor cura para los días del desamor que ensombreció las calles en los meses previos al estío, y que las malditas sombras que encadenaron y embrutecieron para siempre las raíces del bosque fueron en realidad la realidad de un mal sueño.
Cuando despertemos, el camino estará ahí. Siempre nos quedará el camino. Y en nuestros pasos otros pasos, y otros besos, y otros versos, y en los ojos el consuelo de saber que vivimos, que somos por dentro y por fuera la mezcla pura con los otros.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








Luis (antes tu informático) | Miércoles, 18 de Marzo de 2020 a las 23:20:58 horas
Después de casi un minuto mirando el cursor parpadeante en la pantalla de mi portátil, te escribo Fidel:
Buenísimo el texto en su forma y en su contenido. Me sorprenden a la par. Su forma, más que original y personal; su contenido, real como el día a día.
Yo también me resisto a vivir con miedo y procuro a diario hacer algo que haga sentir bien conmigo mismo, sin olvidar el compromiso que tengo con el problema.
Apurando mi copa de vino, agradezco tu texto, tu texto divino.
Un abrazo. (De los de verdad)
Luis M.
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