Claves para dominar el lenguaje no verbal

No importa lo que dices, sino cómo lo dices. Es un hecho. La mayoría de las palabras en una conversación, discurso o monólogo van a la basura. Es algo intrínseco a la condición humana. Desechamos parte del mensaje y nos quedamos con un porcentaje del mismo. ¿Cuánto? Dependiendo del estudio la franja varía, pero la media oscila entre el 20% y el 35%. Se cree que es muy importante aprender a hablar en público para poder entendernos los unos con los otros, sin embargo, lo verdaderamente importante es lo que transmitimos con nuestro cuerpo. Es lo que se conoce como lenguaje no verbal y equivale entre un 80% y 65% de la comunicación. Dominarlo es clave para los que se dedican a la interpretación, los medios de comunicación, la enseñanza, la publicidad e incluso para los profesionales de los juegos de cartas como el póker.   

Los primeros pobladores de la tierra no se comunicaban con palabras, lo hacían con gestos. Esto significa que no hablamos de una moda pasajera ni de nada por el estilo, sino de algo presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. Sin embargo, el aprendizaje del lenguaje articulado en las sociedades modernas ha dejado en un segundo plano la parte más determinante, una que igualmente requiere de estudio. De la misma manera que un actor se forma antes de subirse al escenario en el lenguaje no verbal, lo hace el político antes de iniciar su campaña.

El debate de Kennedy y Nixon, un ejemplo claro de su importancia

En la política, el ejemplo más claro de lo determinante que puede llegar a ser el lenguaje no verbal nos remonta al 26 de septiembre de 1960. Aquel día, y por primera vez en televisión, dos candidatos –John. F. Kennedy y Richard Nixon- a la presencia de los Estados Unidos se sentaban delante de las cámaras para convencer a una audiencia de 70 millones de espectadores de ser el adecuado para el puesto. Lo que allí ocurrió lo debería saber todo estudiante de Ciencias Políticas. Kennedy, de solo 43 años, se llevó el gato al agua por una magnífica puesta en escena, un cuidadoso uso de las palabras y unos gestos muy trabajados ante todas las preguntas. Por el contrario, Nixon se mostró incómodo de principio a fin y eso lo percibieron los votantes del representante demócrata.

Dominar este arte es la clave del éxito en muchas otras profesiones. Si lo extrapolamos al póker, un buen jugador se diferencia del resto no solo por saber cuándo apostar, sino también por saber esconder las emociones en los momentos de la verdad. Y hay muchos otros oficios en el que el dominio de las expresiones faciales marca la diferencia.

Aquí va otro dato. Se dice que es un 22% más probable de predecir cómo reaccionará el público de una obra de teatro ante un gesto facial que ante una palabra. Al fin y al cabo, la cara es el espejo del alma a través de la cual transmitimos sentimientos, aunque no seamos conscientes de ello en el terreno laboral o en nuestra vida social diaria. En cambio, detectamos a la primera cuando nuestro hijo nos miente por su rostro o si nuestro perro ha hecho algo que no debía por sus expresiones. Inconscientemente nos entrenamos para mentir en una entrevista y obtener el puesto de trabajo soñado. Sin embargo, hay señales que no pasan el detector de mentiras. 

Útil para socializar con el sexo opuesto

Situémonos en una escena cotidiana de la noche. En una conversación de bar entre un chico y una chica, el primero debe ser consciente de que tiene cero posibilidades de éxito si la chica cruza los brazos. El final de la historia puede ser otro bien distinto si uno u otro le brillan los ojos o se recoloca el pelo con asiduidad. Por lo tanto, no hace falta ser Hitch: especialista en ligues para interpretar las señales que se mandan el uno y al otro en este caso hipotético. 

Por mucho que queramos ocultar un sentimiento no podemos luchar contra los estímulos que nuestro propio cuerpo genera. El cerebro nos juega una mala pasada porque manda una señal a nuestros músculos, la cara es la parte que más tiene y por ello es tan expresiva, y estos reaccionan de una manera u otra. Por algo, todo está tan medido en una campaña de publicidad. Cuando se trata de vender cuenta todo, hasta el detalle más pequeño. ¿Es casual que Pepsi use a Messi como icono para algunas de sus campañas? No será el mejor actor, pero transmite lo que la marca quiere transmitir: éxito. 

En definitiva, dominar el arte del lenguaje no verbal te puede abrir muchas puertas en el terreno profesional, permitir optimizar los recursos a la hora de ligar y puede llevar a una campaña de publicidad a lo más alto.