El arcano del centro

El mayor enigma de la política actual es saber qué es exactamente Ciudadanos, ese partido liberal que empezó siendo socialdemócrata y ahora no se sabe a qué juega. Parece que nació de centro izquierda. Tanto que hasta Pablo Echenique militó en él en sus inicios.

Es muy difícil definir a Ciudadanos porque un día dice una cosa y al siguiente la contraria. Son tan de extremo centro que hoy puede parecer de extrema derecha y mañana de extrema izquierda.

Sería un desafío para la ciencia saber qué hay en el cerebro de Albert Rivera, aquel muchacho que comenzó la campaña electoral de un partido recién creado en Cataluña con unos carteles en pelota picada en los que solo se tapaba sus vergüenzas físicas. Mucho más difícil para un político es taparse sus vergüenzas ideológicas.

Rivera parece un chico listo pero en esta última campaña electoral ha metido la pata hasta el corvejón por delimitar y constreñir los futuros pactos de su propio partido. Si en la última campaña aseguraba que Cs se negaría a pactar con Vox, el PSOE y Podemos, además de los nacionalistas, independentistas y soberanistas, ya con ello se estaba cerrando puertas y limitando la expansión de Ciudadanos. Una forma como otra cualquiera de hacerse el harakiri político.

Un líder que tiene la insensatez pueril de decir que su socio preferente es el PP deja a su partido con el culo al aire en los posibles pactos de gobierno. Es un contrasentido tirarse en los brazos del Partido Popular cuando el líder de Ciudadanos quiere competir con Pablo Casado en el mismo espacio ideológico. Tanto que a veces no sé sabe muy bien quién de los dos es más de derechas.

En Canarias Ciudadanos ha obtenido una pobre representación, aunque pueda entrar en algunos gobiernos como socio menor o prescindible. Albert Rivera quiere ser el líder de la oposición pero los resultados electorales los siguen postergando a ser el líder suplente, a pesar de la bajada sensible del partido de Pablo Casado.

Aún no sabemos qué es exactamente Ciudadanos y qué pretende más allá de hacer fichajes estrella desechados por los grandes partidos nacionales o llevar en sus candidaturas a ejecutivos multimillonarios de la cocacola. Es posible que lo haga para recuperar para su partido la chispa de la vida que ha ido perdiendo en los últimos años.