El también escultor del Drago de La Garita y La Mirada aporta dos esculturas a la muestra
El artista Sergio Gil inauguró este viernes una exposición de pintura con dieciocho obras en técnica mixta (nueve cardones y nueve grabados ruprestres) en la Casa-Museo Antonio Padrón de Gáldar, el centro de arte indigenista del Cabildo de Gran Canaria.
La exposición, titulada ‘Makaronesia: serie cardones’ es una muestra de color de esta planta endémica canaria, donde destacan las raíces insulares, populares y atlánticas de las que bebió el pintor en su infancia. Además, Gil aportará dos de sus esculturas: '100 años, un bosque' y 'Atlántico'.
Gil Socorro, cuya familia paterna procede de Gáldar, fue presentado por Fernando Lorenzo, magistrado emérito y expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias; el periodista Manuel Mederos, el escritor Santiago Gil y el licenciado en Geografía y exalcalde de San Bartolomé de Tirajana, José Juan Santana Quintana.
La muestra estará abierta hasta el 31 de agosto y se podrá visitar de manera gratuita de martes a domingo, de 10.00 a 19.00 horas. Sergio Gil es escultor, además de pintor, y suyas son las esculturas El Drago de Telde, situado en La Garita, y La Mirada, ubicada en la entrada del centro comercial Las Terrazas.
“Si el alma canaria existe, Sergio Gil es poseedor de su esencia. No hay ni una sola expresión artística con capacidad para atrapar a un ser humano en su belleza ni sus trazos, líneas y colores, han salido del alma, de la vida íntima del artista, de lo que siente ante el mundo y ante los otros, de su experiencia, de las alegrías y los tormentos, del pensamiento y del sentimiento”, señala Mederos.
Santana Quintana afirma que "Sergio Gil vuelve al color, sigue en el color, nunca se ha ido, y sigue empeñado en descubrir los trazos de la vida mirando a la naturaleza, escuchando a los pájaros, buscando el misterio en los ojos de los insectos y rebuscando entre las ramas de los dragos o entre estos cardones que se vuelven arte cuando pasan por el tamiz de su alma más creativa”
Santiago Gil manifiesta por su parte que “el estado de ánimo influye más en quien mira el cuadro que en quien lo pinta. Incluso los tonos tenebristas pueden devolvernos la armonía y las ganas de vivir si venimos predispuestos a que nos conquiste la magia de las abstracciones. Hay algo atávico, como una pista del tiempo, entre las ramas de un cardón, ni siquiera la sombra sabe detenerse ante su presencia. Los cardones se enredan como si fueran gigantes que estuvieran presos entre sus propios brazos, como si supieran que la felicidad depende de la custodia que haga uno mismo de su cuerpo. Un cardón es un universo que solo se entiende mirando desde lejos, y si es posible desde una perspectiva muy lejana”.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.124