El mismo día, podemos también leer que la Patronal de La Palma “advierte que sin una buena atención no hay turismo de Calidad” Aboga por “mejorar la formación profesional del sector de la industria del ocio”
En Gran Canaria estamos ahora bombardeados con planteamientos de mejora, cuyos objetivos se van concretando en el Gobierno, Cabildo y Ayuntamientos.
Se desean remozar zonas obsoletas, mejorar edificios y playas, y a la espera que el dinero sea suficiente, y ante la utopía que se encuentre financiación para todo ello, deberíamos reflexionar que uno de los valores de Gran Canaria, hasta ahora, es la amabilidad de las gentes, la buena educación, el respeto al cliente hospedado y sobre todo la profesionalidad de los empleados de Hostelería.
En el Sur de la Isla existen hoteles de reconocido prestigio, con muchos años de experiencia, cuyas plantillas se formaron cuando cada hotel se inauguró y que siguen fieles trabajando en la empresa. Estos hoteles suelen contar con clientela muy asidua y repetidora. El ambiente dentro de estos hoteles suele ser de fácil comunicación entre empleados y clientes, y en algunos casos, esta comunicación se convierte en franca amistad. El cliente se encuentra a gusto, bien recibido, con un trato muy personalizado, respetuoso y sincero. El cliente aprecia su “segunda casa”, que en sus particulares tertulias, alaba sus cualidades y sobre todo, la de los empleados.
Estos hoteles tienen la suerte de tener total seguridad de que podrán contar con sus clientes habituales, eso si, mientras sus empresarios quieran mantener esta envidiable situación laboral, y no sucumban a la fuerte tentación de las temidas reducciones de plantilla o a la contratación de nuevos empleados por un coste laboral mas bajo.
El Empresario inteligente debería agradecer la antigüedad de sus plantillas y si es el caso de que exista la necesidad de sacar más productividad laboral, siempre tiene la posibilidad de aumentar sus servicios, sin aumentar plantilla. El cliente habitual lo agradecerá y podrá ser un buen motivo para aumentar el precio de venta. Los empleados unidos con el empresario, estarán ilusionados de mejorar la calidad.
Pero la Sociedad debería analizar lo que está pasando en el mundo laboral de la Hostelería y no permitir que el canario se aleje del trabajo que ha realizado siempre. Es el Sector económico que seguirá existiendo y que mantendrá los puestos de trabajo, pese a la crisis. Debería estar protegido como motor que es, del resto de la economía, que parte de ella, posiblemente caerá o desaparecerá.
El salario del trabajador de Hostelería debería ir acompañando sus necesidades. Sus horarios deberían permitir el disfrute de sus familias, y el poder seguir trabajando en hostelería, debería seguir siendo una bendición,
Deberíamos dar una voz de alarma cuando vemos que los puestos de trabajo que se liberan, son rellenados por personal inmigrante, personas que llenas de ilusión por poder trabajar, compensan la falta de su profesionalidad con la amabilidad que les sale de su corazón. Estos nuevos empleados que se incorporan a nuestro mundo de trabajo en la Hostelería, tienen derecho a ser instruidos y deberían pasar por cursos de formación intensiva antes de optar al trabajo.
Por otra parte, no es justo que el inmigrante sea apreciado sólo por su bajo coste laboral. La Administración tiene la obligación de velar por los derechos de los inmigrantes, desde el momento que la Sociedad les acoge y utiliza.
Europa tiene un problema de fronteras y lo que ocurre en nuestras Islas no pasa desapercibido. Es muy positivo que se creen argumentos para anular la entrada de inmigrantes con cayucos, pero la política canaria vería reforzada su imagen si conllevara la política de total integración del inmigrante, respetándoles y no permitiendo su sobreexplotación
Deberíamos preocuparnos, no de que el Gobierno planifique ofertar cupos de trabajadores desde África. Deberíamos estar muy preocupados que para estas contrataciones no se hable y planifique la formación profesional
Los empresarios que plantean su futuro laboral basándose con el inmigrante, a la busca de contrataciones masivas para sus hoteles, con la excusa de que no encuentran residentes canarios suficientes, cuando en realidad buscan conseguir pagar salarios más bajos, deberían reflexionar que están anulando el futuro de sus propios hoteles.
La Sociedad, Patronal, Sindicatos y Administración debería reflexionar que anulándose algunos hoteles su propio futuro, bien podría ser que se perdiera el prestigio de la zona, patrimonio de todos, y no de unos pocos.
Apostamos pues, por la defensa del trabajo digno en Hostelería, tanto para el canario como para el inmigrante, con formación, formación, formación.







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