De nada

Sánchez respondió como contestaban los progres en los años 80 cuando les preguntabas por la energía nuclear: “No, gracias”. Iglesias le planteó ir con listas conjuntas en las próximas elecciones al Senado para evitar que la mayoría absoluta actual del PP bloqueara cualquier proposición de ley de la izquierda. Pero el socialista dijo: “No, gracias”.

El socialista, líder discutido y discutible de su partido, al que la lideresa andaluza y otros le hacen la cama, tiró de orgullo y autoestima alta para dejar con un palmo de narices al jefe de Podemos, no sin antes tener la osadía de afirmar que la culpa de no haber neutralizado a Rajoy la tiene la formación del circulito morado.

Desde hace meses venimos escuchando a los dirigentes del PSOE acusar a Podemos de ser el responsable de que el PP siga gobernando en España, aunque tan solo sea en funciones, pero cuando le proponen desde su izquierda cualquier operación para acabar con la derecha, la respuesta es: “No, gracias”. Pura hipocresía.

Al PSOE le molesta que Podemos no encumbre a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno por la cara y a cambio de nada. Ustedes se abstienen y nosotros gobernamos con Ciudadanos. O sea: ustedes se abstienen desde la izquierda que nosotros gobernamos con la derecha guai y moderna. Como Podemos no cae en esta trampa, culpan a Iglesias de que siga gobernando Rajoy.

En cambio, si el PSOE no se une a Podemos en el Senado para retirar a Rajoy y mandar al PP a la oposición se considera lo normal, la respuesta perfecta porque, al decir de Sánchez, los socialistas cuentan con una alternativa real a la derecha: se bastan ellos solitos porque son autónomos. Puro cinismo.

Si en las próximas elecciones, tras la alianza entre Podemos e Izquierda Unida, esta coalición de izquierdas supera a los socialistas, seguramente Sánchez rechazaría cualquier acuerdo progresista al pasar su partido a un lugar secundario y perder por ello la presidencia del Gobierno.

Cómpralo si lo entiendes y, de paso, guárdame una cría