La jornada literaria ofrece una comparativa entre los personajes y autores de El Quijote y Las Memorias de Pepito Monagas
La Casa Condal de Maspalomas se convirtió este viernes en una cálida sala de conferencias donde la catedrática de Literatura Española de la ULPGC Yolanda Arencibia Santana y la poeta y abogada Benita López Peñate disertaron sobre la narrativa y la lírica del escritor tirajanero Francisco Guerra Navarro (Pancho Guerra).
Ambas ponentes defendieron que la extraordinaria calidad literaria de Pancho Guerra sobrepasa con creces el costumbrismo exaltado en la figura de su principal personaje, Pepito Monagas, e insistieron en la importancia de dar a conocer su obra desbrozada, con una mirada atenta a las sombras y las luces de esa caricatura que se apoderó de ella a través de sus andanzas y principalmente de su léxico.
La investigadora Yolanda Arencibia, autora entre otros de `Pancho Guerra o el amor a lo propio’ (1993), aprovechó la actual celebración del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de las andanzas de Don Quijote de La Mancha, para ofrecer una novedosa ponencia sobre ‘Pepe Monagas y El Quijote’. Se centró en la importancia que estos dos personajes de ficción han tenido en el devenir y posterior conocimiento y fama de las obras literarias de Miguel de Cervantes Saavedra y Pancho Guerra, y en la confluencia de recursos estilísticos semejantes usados por ambos escritores en sus creaciones
Benita López, autora de ‘Rosalva’ (2014), ‘Libros de Sal’ (2010) y ‘Miradas de Agua’ (1998), “guiada por la intuición y sin ánimo de aseverar con verdades absolutas”, y a través de la lectura de una carta personal de 19 folios mecanografiados dirigida a la catedrática Arencibia, ofreció su particular visión sobre el “hondo y ardiente lirismo poético” que rezuma “a la sombra” ‘Las Memorias de Pepe Monagas’.
Genialidad léxica
Yolanda Arencibia señaló que si Cervantes no hubiera creado al Quijote, y Pancho Guerra a Pepe Monagas, y ambos relatado sus andanzas y memorias, los dos serían serian hoy autores menores o medio olvidados, y en el caso concreto del escritor tirajanero, “no sería el gran creador del estereotipo de lo canario y del prototipo isleño que inmortalizó con su escritura”.
Arencibia destaca el humorismo caricaturizado de forma amable y benévola de ambos personajes, inventados con apariencia de realidad para que corrieran aventuras de vida que hicieron famosas al conjunto de sus respectivas historias y a sus dos autores. “Como Cervantes, Pancho Guerra quiso hacer de las aventuras de Pepe Monagas un libro divertido y alegre, tan cargado de humor que se notaran poco las amarguras de Pepito Monagas, su penuria económica, su vida ‘a lo que salga’, sus apuros, sus continuas resacas y su profunda soledad”, afirma la catedrática. De hecho, ninguno de los dos escritores vivió de la literatura. Cervantes se hizo militar y se alistó en los Tercios, y Pancho Guerra ofició como periodista.
Yolanda Arencibia plantea también el uso que los dos autores hicieron en sus respectivas obras de un contador transversal de las aventuras de sus personajes para poder burlar la censura social, jurídica, política y eclesiástica, y decir lo que dicen sus personajes y sus historias. Pancho Guerra a través de Roque Morera y Cervantes por medio del musulmán Cide Hamete Benengeli y de un morisco aljaimado.
Arencibia también resalta “la genialidad distinguida y única” de Pancho Guerra entre los autores canarios, “al imitar por escrito el habla insular, con su sintaxis y su fonética”, y sostiene que lo hace porque se percata de que las palabras insulares tienen sus propias capacidades expresivas, y no podía representarse un verdadero estereotipo canario que no hablase en canario, con palabras que encierran una tradición histórica propia”. Y con su léxico, apunta la catedrática, Pancho Guerra dejó registrado el habla popular de la isla de Gran Canaria “en sus modalidades de campesina, risquera y marinera, con un variado vocabulario directo y espontáneo, y rico en usos de doble sentido o juegos intencionados de significaciones”. Pero también lo hizo, apunta Arencibia, “porque intuía que esa lengua viva y cambiante se estaba perdiendo”.
Lírica mágica
Aunque no se conoce un poemario estricto y acabado del escritor nacido en Tunte en 1909 y fallecido en Madrid en 1961, Benita López sostiene que la poética que desprende la literatura de Pancho Guerra “no es costumbrista. Son obras de arte, poemas de ardiente lirismo, simplemente porque él era un hombre poético que plasmaba con imágenes y metáforas el diálogo de su alma con el entorno”, (majano luminoso los cielos de Tunte (…) alumbrados tan solamente/por el majano de estrellas/que cuajaban los altos).
López Peñate defiende el “uso magistral de las imágenes” en la escritura de Pancho Guerra, y su “habla con un sentir propio que a veces roza la mística, hasta convertirla en una cualidad de la manera de ser de las personas de la Isla”. “Sus obras están plagadas de versos, de metáforas e imágenes. El lenguaje poético era su fortaleza”, dice.
Peñate también alude a la poética del realismo mágico que subyace y se asoma en las letras de Pancho Guerra para sostener la forma y el fondo de su obra, con unos “poemas que descubren y dan a conocer nuestros mitos”, cuando habla de las taifas, los colingos, las peleas de gallos, los patios, las mujeres altivas, las curanderas, el zorrocloco, la libertad de las cometas, los claroscuros (ver subir la noche barranco arriba/la noche que avanzaba/tan aseñorada en sus lutos)…o cuando emplea el paralelismo filosófico (¿quieres darte una vueltita/o prefieres seguir estancado aquí arriba/baifillo de esta pradera/donde no hay más pasto/que el misterio y el infinito?).
Esta jornada literaria, que también tuvo su adaptación durante la jornada de la mañana para el alumnado infantil y juvenil del municipio, se inscriben en el programa de actividades que la Concejalía de Cultura y Acción Social del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana está dedicando a la figura literaria del escritor local Pancho Guerra.
“Si en Mallorca resaltan la figura de Rafa Nadal para promocionarse y en Alcalá de Henares la de Cervantes, ¿por qué no aquí la de Pancho Guerra?”, cuestionó la investigadora literaria Yolanda Arencibia al término de la jornada.
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