Este es un país predecible, lo que lo hace aburrido. El Tribunal Constitucional suspendió, como estaba previsto, la consulta sobre las prospecciones petrolíferas en Canarias al admitir a trámite el recurso del Gobierno central. Rajoy parece un boxeador noqueado debido a la corrupción, muy bien implantada, al decir de los jueces, en su querido partido. Este viernes, también como está previsto, la Audiencia de Palma desimputará a la infanta Cristina.
El mismo Tribunal Constitucional, por idéntico motivo, ha suspendido el referendo soberanista en Cataluña. El Gobierno central no admite que las autonomías tengan voz propia. Rajoy no permite que los catalanes y los canarios podamos decidir sobre asuntos esenciales de nuestras comunidades porque quiere seguir tutelándonos.
Si nos hubieran dicho que el Estado de las Autonomías consistía en esto, a lo mejor nos habríamos evitado el engorroso trámite legislativo. Aquí hemos pasado del café para todos al café para nadie. El aromático café solo se lo bebe Rajoy mientras lee el Marca, su diario favorito, e imagina al Real Madrid logrando la undécima.
Las comunidades autónomas sirven para descentralizar el gobierno, pero para poco más. La cobardía de los gobernantes les hace escudarse en las leyes y la Constitución, desechando el diálogo para llegar a acuerdos. Ese es el principal objetivo de la política. Al fin y al cabo las leyes las hacen los legisladores, no los jueces.
La Constitución no es inamovible, como se demostró con la modificación urgente exigida por Merkel, pero Rajoy sí parece que lo es. Pase lo que pase, a él nadie lo moverá porque aspira a ser una estatua. Pero a un estadista hay que pedirle algo más que presidir los consejos de ministros.
Las leyes, si hay voluntad política, pueden ser modificadas. Pero eso no lo sabe Rajoy, que va por la página tres de su periódico deportivo y aún no ha llegado al crucigrama.
Jesús | Viernes, 07 de Noviembre de 2014 a las 16:00:08 horas
O acabamos con esta casta o ellos acaban con la democracia. Y encima la Cospedal tiene la desvergüenza de decir que los que son un peligro para la democracia son los de Podemos. Y eso lo dice la representante de un partido lleno de corruptos y con un montón de prebendas. Ya está bien.
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